La verdad es que no hay quien lo entienda, yo al menos no. No me puedo explicar la actitud de los placeros que se han ido al mercado provisional que están recogiendo firmas para apoyar la construcción del nuevo mercado, no lo hicieron hace un tiempo tal y como lo hicieron los que se muestran contrarios, el 2 de noviembre de 2014 (Ver INFORMACIÓN de ese día) presentando en el registro municipal más de 4.000 firmas en contra del proyecto y que la alcaldesa se pasó por salva sea la parte como es normal en ella. Es curioso los desplazados, voluntariamente, piden firmas de apoyo para la nueva construcción y por otro lado afirman con rotundidad que desde que están instalados en el cobertizo provisional han duplicado las ventas, lo cual demuestra que el problema de la poca operatividad del viejo Mercado Central no es como consecuencia de la carencia de aparcamientos. En la avenida de la Comunidad Valenciana existe el mismo problema y la gente acude en mayor número a efectuar sus compras. No, el problema no es el aparcamiento sino que la gente, los ilicitanos, que habitamos en una y otra parte del río siempre hemos sido reacios y lo seguimos siendo, a cruzar el río, es un hecho demostrado, a lo que hay que añadir como explicación al aumento de clientes que acuden al cobertizo el hecho palpable de que el número de población en la margen derecha del río es infinitamente superior al que habita en la margen izquierda. Esa y no otra, es la causa del incremento de las ventas. Es un argumento inapelable y los hechos lo están demostrando.

Queda claro pues que no se precisa un nuevo mercado con varias pistas de pádel, un gimnasio, una sala de aerobic, ni un restaurante, no, el problema queda resuelto acercando el punto de venta a una mayor densidad de población, como ocurre con otros mercados de la ciudad tal y como se puede comprobar. Ni mucho menos es necesario regalar el mejor solar de Elche con más de 2.000 metros cuadrados de superficie y con un valor de mercado que puede sobrepasar los diez millones de euros, a una empresa privada que dicho sea de paso y si nada a este respecto ha cambiado, creo que no, disfrutará de una concesión de 40 años sin pago alguno de canon o alquiler por la ocupación del suelo público, del de todos los ilicitanos, solamente tendrá que correr con el costo de peatonalización de tres o cuatro calles, de muy corto recorrido, del centro de Elche con el cual el montante de esa obra es algo así como el chocolate del loro comparado con el valor estratégico y por tanto económico, del solar del mercado, claro que esto de regalar el patrimonio de los ilicitanos a empresas privadas es algo normal en la nefasta gestión de Mercedes Alonso.

Recordemos la cesión al CEU San Pablo del edificio de los antiguos juzgados a cambio de once becas al año, o la enorme cantidad de metros cuadrados que ocupan el polideportivo privado y el parque Multiaventura a cambio de un alquiler que provoca risa e indignación. Si todo esto hubiera sido propiedad de la señora Alonso seguro que ni dándole en el codo con un martillo hubiera abierto la mano con tanta esplendidez. Los que hoy están recogiendo firmas para que se construya el nuevo mercado se arrepentirán, sin duda alguna, de haberlo hecho cuando tengan que hacer frente, aparte del canon a pagar por la ocupación de sus puestos, al mantenimiento comunitario del complejo comercial tales como luz, agua, vigilancia, Seguridad Social de los empleados, limpieza, jardineros? a más de estar sujetos al horario que marque la empresa Aparcisa. Esto no me lo invento yo. Invito a quien lo desee a echar un vistazo a la edición de este diario del pasado 29 de abril.

Los placeros que opten por instalarse en el posible nuevo mercado tienen los días contados por la escasa rentabilidad que les va a suponer toda esta parafernalia que se ha desatado por el capricho irreflexivo de una alcaldesa que desarrolló su mandato de espaldas a la gente y a la realidad.

Está claro, la solución es darle un buen «repaso» a las actuales instalaciones y dejar de marear la perdiz. El problema no es la falta de aparcamiento y eso se ha demostrado con el cobertizo provisional, sino de dar cobertura a una menor o mayor tasa de población en un determinado sector de nuestra ciudad. Acabo citando las palabras de un arquitecto local, cuyo nombre voy a obviar, opinando sobre esta cuestión, que decía lo siguiente: «Crear necesidades que no existen va contra la ciudad», (INFORMACIÓN 10-10-2013). De todos modos, no sé, pero algo huele mal en todo esto.