Bascu, ¿ya has «llamao»?. ¡Que no has «llamao»!; ¡no me lo puedo creer!. ¿Nos vas a tener en vilo hasta última hora, como el tripartito hace cuatro años?. ¡Mira que el tiempo pasa y el sábado está a la vuelta de la esquina para que le tires los tejos a alguien!. ¡Será posible!. ¿Te puedo ayudar?. Tengo los teléfonos de Juan Ignacio, Carolina y Antonio Zapata; ¿cuál quieres?. ¿Qué pasa, que tu móvil es de tarjeta prepago y no tienes saldo?. No te preocupes, ¡te dejo el mío o te presto pasta para que recargues el tuyo; lo que quieras, pero llama!. Bueno, el móvil de Karlos no lo tengo, pero puedes localizarlo a través de Gallud, que para eso sois amiguetes y seguro que te lo facilita. Como dijo Paquirri en la mesa de operaciones instantes antes de morir (no digo que tengas que palmar en el intento) después de que Avispao le diera dos «cornás»: «Doctor, haga usted lo que tiene que hacer; estoy en sus manos». Ni más, ni menos; doctor, haga lo que tiene que hacer, ¡si es que tiene que hacer algo!. Pero si lo tiene que hacer, y finalmente lo hace, un ruego: ¡hágalo bien y pensando qué es lo mejor para su pueblo, no para usted!. ¿Lo hará?. Le tomo la palabra, y si no la cumple, ¡que Dios y el pueblo se lo demanden, porque en el pecado llevará la penitencia!.

Que conste que estoy dando por sentado que Bascuñana -aunque no entrará en Oleza por la puerta de la Olma montando una mula blanca- va a gobernar en minoría y sujeto a pactos puntuales sobre temas concretos, algunos de ellos nada baladí, como los Presupuestos Generales, el PGOU, la conexión de la ciudad con su franja litoral o el Centro de Salud del Rabaloche. Es lo que creo, otra cosa es que luego me equivoque y meta la pata como un «rascachán atocinao», ¡que todo puede ser!. Pero si gobierna, que gobierne para todos. Tiene que gobernar para los que le votaron y para los que no; para los altos y los bajos; para los del Perdón y los del Ecce Homo; para los Beduinos de Pomares y para los otros Beduinos; para los gordos y los flacos; para los gays y las lesbianas; para los rubios y los morenos; para los jóvenes -que tanta atención necesitan- y para los mayores; para los de Hurchillo y para los de Barbarroja; para los «guiris» de Houliston y para los Podemos del aviador. Para todos, Bascu; para todos, incluso para aquellos que se van al Cap i Casal (Valencia) para sentarse en el banco de enfrente, por manifaseros.

¡Ojo!, que lo mismo se le podría decir a Carolina y, sobre todo, a Juan Ignacio, que parece tener la llave de la gobernabilidad en una ciudad que, en los últimos cuatro años, se ha pasado mal, bastante mal, porque hemos estado más paraos/quietos que la estatua del Jardín Botánico a la que cantaba Santiago Auserón, el de Radio Futura. Oleza, en la última legislatura, ha sido ninguneada por las administraciones autonómica y provincial, que -por culpa del demonio- le volvieron la espalda en asuntos relevantes para su desarrollo tanto económico como social y, al propio tiempo, ha sido maltratada por sus propios desgobernantes, que, en muchos casos, miraron más su ombligo que los intereses de los ciudadanos. Y se lo podríamos decir porque si se juntan -Dios los cría y ellos se juntan, que dice el refrán- tendrían la mayoría suficiente como para formar gobierno, aunque considero -y a las pruebas me remito- que no sería un gobierno estable, porque ¡la cabra siempre tira al monte! y los sosiatas ya saben cómo se las gasta alguno de los partidos con el que podrían compartir -otra vez- alcoba. Ya se sabe que ¡la política hace extraños compañeros de viaje!. Como diría la Blasa de José Mota: ¡Señor, llévame pronto!.

Bueno, quedan cuatro días para que se sepa quién baila con quién, ¡si es que hay baile!, y quién se queda para vestir santos o lo que es lo mismo compuesto y sin novio, pese a que, para la ocasión, se haya puesto un traje de Emidio Tucci de esos que anuncia Xabi Alonso. ¡Y a mí que me da que, si hay baile, quién va a llevar las riendas va a ser la chica (Ciudadanos) y que será ella la que decida la música del «guateque»: ahora el Dúo Dinámico; ahora Paquito el Chocolatero; ahora Viva España y ahora Clavelitos. ¡Arriba la Festia!. ¡Ah, y no te arrimes mucho a la moza ni se te ocurra bajar la mano a su culete porque te llevas un hostión de María Santísima, que para eso vivimos en la ciudad santa de Oleza!.

El otro día leí en el periódico que un chaval abogaba por crear el Museo de la Ciudad y apuntaba como sede el Palacio de Rubalcaba, si es que no termina cayéndose del «to». Mira Bascu, por algo se empieza, aunque primero habría que tener la necesidad para luego valorar la ejecución, si se puede, del proyecto. Mientras tanto, «doctor, haga usted lo que tiene que hacer; estoy en sus manos».