Estaba decidido a esperar a que se resolviera mi expediente disciplinario, abierto allá por 2012 por la supuesta comisión de varias faltas graves y cuya resolución, según los estatutos, debería haber concluido en el plazo de un año desde su apertura. No se alarmen, no fui expedientado porque me encontraran indicio alguno de haber faltado a la honestidad o de entenderme con los corruptos, ni de haber vulnerado principios o valores socialistas de ningún tipo? nada de lo que me avergüence ni un poquito siquiera? El asunto es que yo había declarado públicamente -en mi muro y en mis apariciones en la red social Facebook, aunque si me hubieran dado la oportunidad, no les quepa duda, lo habría hecho encantado en rueda de prensa de carácter global y vía satélite- que Ángel Franco había protagonizado en persona todas las maniobras de acoso, amenazas y mercadeo con los sueldos de concejales y asesores, y el posterior desmantelamiento del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Alicante, y que, casualmente, este mismo personaje aparecía reiteradamente en los papeles del caso Brugal como «conseguidor» y «muñidor» en el PSOE para el empresario Enrique Ortiz, incurso en varios asuntos judiciales relacionados con posible corrupción política.

Con ello no revelaba ningún secreto ya que, para cuando afirmé todo aquello, distintos medios de comunicación, entre ellos este mismo diario INFORMACIÓN, habían publicado extractos de distintas conversaciones mantenidas por dichos personajes en las que se ponía de manifiesto una estrechísima relación de confianza y mutua colaboración, que incluía confidencias al empresario sobre cuestiones internas del partido y sus órganos, y consejos de cómo tener a nuestros concejales pendientes de algún insignificante favor del contratista número uno del Ayuntamiento. Como ustedes ven, todo muy edificante.

De modo que aquello ya se había hecho mucho más público de lo que yo, desde mi humilde y limitado muro del Facebook, podía haberlo hecho. Pero es que, además, el PSPV-PSOE, estaba personado en la causa del caso Brugal, por lo que disponía de toda la información al respecto. Habría bastado con que contrastara mis afirmaciones y lo publicado en prensa, con el sumario en poder de nuestros abogados para comprobar hasta qué punto era cierto todo lo que se decía y tomar cartas en el asunto. Y sí, Echávarri tomó cartas en el asunto, pero expedientándome a mí.

Por si al secretario general se le había escapado este importante detalle, más de cincuenta militantes socialistas firmamos y le dirigimos un escrito a él y a los órganos nacionales y federales del partido, pidiendo que se investigaran estas conexiones de Ángel Franco con personas que están bajo investigación judicial por posibles amaños y corrupción, sin obtener más respuesta que un rosario de expedientes, descalificaciones y ostensibles invitaciones a que abandonáramos la militancia, alguna de ellas desde las mismas tribunas de la asamblea del partido y en boca de destacados dirigentes.

Solo cuando más de dos años después, coincidiendo con la campaña de primarias a la Alcaldía, volvieron a publicarse las mismas filtraciones de sus vergonzosas conversaciones y chalaneos con Ortiz, Ángel Franco, intentando limitar posibles daños a las aspiraciones de su candidato, Echávarri, presentó la suspensión temporal de militancia, aunque es bien sabido que, como dueño y señor de la ejecutiva que él mismo le impuso, ha seguido controlando, promoviendo e interviniendo en los contactos del candidato durante la campaña, participando como apoderado del PSOE y vigilando muy de cerca a su pupilo, sobre todo ahora que el resultado lo sitúa como alcaldable.

Con el resultado en la mano, Ángel Franco hace sus propias cuentas? quizá no necesite regresar formalmente al partido -que en la práctica nunca ha abandonado- para ver reforzado en su papel en la sombra, su perfil de hombre de contactos y cercanía con el poder. Sería deseable que no le salieran esas cuentas y que, en ningún caso pudiera salirse con la suya, proyectando su espesa sombra sobre un gobierno municipal que es esperanza de regeneración política y lucha contra la corrupción que nos ha asolado, para la inmensa mayoría de alicantinos y alicantinas. Convendría no olvidar que, al margen de los distintos actores y del nuevo escenario político, es seguro que otros no habrán renunciado a seguir condicionando desde fuera la gobernabilidad de la ciudad en su propio beneficio. Es imprescindible garantizar la solidez de los pactos, teniendo muy en cuenta el amplio margen de autoridad que la ley concede a la Alcaldía, para que nadie disponga de una posición de ventaja que le permita romperlos unilateralmente y alterar el impulso de cambio que la ciudadanía ha demandado.

Yo, por mi parte, ya no esperaré ni un día más la resolución de mi expediente que, por otra parte, si se respetaran las mínimas garantías en el partido al que pertenezco, hace tiempo que debería estar archivado. He decidido que lo voy a resolver yo mismo y desde aquí, absolviéndome de toda acusación de deslealtad contra mis principios socialistas. Precisamente porque soy socialista no callé mi discrepancia desde el mismo día en que alguien decidió dilapidar la credibilidad del PSOE enredándolo en el turbio asunto del Plan Rabassa, asunto por el que por cierto, nunca se depuraron responsabilidades ni se dieron las debidas explicaciones a la militancia ni a la ciudadanía. Las represalias de Echávarri hacia quienes le exigimos hace más de dos años que investigara a su mentor -hoy simuladamente apartado de la militancia por propia voluntad y sin reproche alguno de quien ostenta la máxima responsabilidad en el PSOE de Alicante- son la evidencia de a quién se debe y de a quién no se atreve a agraviar nuestro secretario general. Y si no se atreve es que quien sigue al mando es el otro y, consecuentemente, todo aquello que dije y que motivó mi expediente, debería seguir diciéndose y en voz lo más alta posible para que sepamos lo que hay detrás.

Así pues, señor Echávarri, secretario general del PSPV-PSOE de Alicante, me absuelvo personal y definitivamente de las faltas que se me imputan. Puede dar archivo al expediente abierto ya que, por la presente, solicito tenga por formalmente presentada mi baja en el partido que usted dirige, incluso si, como creo, no es usted quien lo dirige de verdad.