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Francisco Esquivel

Qué impresión

En la víspera del mitin central del pepé celebrado anoche en la plaza de toros de Valencia, su coordinadora general por estos pagos, Isabel Bonig, se quejó amargamente de la huelga convocada por los curritos de Ferrocarrils de la Generalitat en la horquilla horaria que peor le venía. El que Bonig sea, aunque no lo parezca, consellera de Infraestructuras y Transporte igual estaba en el origen de la protesta. Pero eso no le impidió a la buena mujer considerar que es «una lástima que al pesepevé nunca le pasen estas cosas. Me habría gustado que esta huelga se hubiese realizado también el sábado pasado cuando los socialistas celebraron en este mismo albero su acto». La gestión no es lo suyo y ahora sabemos que el ferpley, tampoco. Pero, en cambio, demuestra tener unos poderes extrasensoriales que sin duda han debido influir de forma notable en el ascenso a los puestos que ocupa la cabeza de lista por Castellón. Según Bonig, la campaña está siendo «muy positiva, nada tiene que ver con las encuestas, estamos viendo mucho cariño, complicidad y empuje en estas dos semanas, notamos cómo la gente se va animando y la cantidad de sobres -en referencia a los de las papeletas, naturalmente- que están repartiéndose representan buenos síntomas y vibraciones». Ya digo, unos poderes los de esta criatura que le permiten distinguir lo que al resto de los mortales se nos escapa. Tampoco parece que la postura de Carolina Punset en estos momentos al menos sea la idónea para hacer concebir esperanzas al partido en el gobierno de que será posible mantener más tiempo el reparto de estos últimos veinte años. Pero Bonig no se arredra. Teniendo en cuenta lo que percibe, advirtió que la victoria de su partido «será épica» dado que el domingo «no habrá sorpresas». Pues entonces como dé una, manda al más curtido al otro barrio.

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