En la Comunitat Valenciana tenemos el domingo una doble cita electoral: en el ámbito autonómico y en el municipal. Aunque se celebren las elecciones el mismo día, la normativa por la que se rigen es diferente, como diferentes son las consecuencias de nuestros votos. Ya sé que habrá quien decida no ejercer su derecho al voto por pensar que no sirve para nada. En este caso, en efecto, la abstención nada influye en los resultados, si bien puede reflejar desafección política o desacuerdo con el sistema electoral, entre otras causas. Imaginen que no pudieran votar. Quizá en ese caso lamentarían no poder hacerlo. Si usted se va a decantar por la abstención, puede ser que no le interese seguir leyendo estas líneas que van dirigidas a quienes quieren ejercer su derecho al voto pero no se lo quieren dar a ninguna candidatura por las razones que sean. Me refiero a quienes votarán en blanco (sin introducir ninguna papeleta en el sobre) o nulo (introduciendo más de una papeleta en el sobre o haciendo tachaduras en la misma o acompañándola una rodaja de chorizo, que también se ha visto). Si han decidido votar en blanco o votar nulo, han de saber qué consecuencias tiene en cada caso, pues no son las mismas según se trate de elecciones municipales o de elecciones autonómicas.

Las consecuencias de votar nulo o votar en blanco tienen sus efectos en la barrera electoral, que nada tiene que ver con la fórmula electoral que luego se utiliza para convertir los votos en concejalías o en escaños (que, en ambos casos, es la fórmula D'Hondt). La barrera electoral es un requisito legalmente establecido para poder optar al reparto de escaños o concejalías. Se trata de una exigencia previa a la aplicación del método de cómputo de los votos que, supuestamente, trata de procurar la estabilidad y gobernabilidad impidiendo que aquellas candidaturas que no alcanzan un número suficientemente representativo de votos entren en el reparto. El problema es que las barreras legalmente establecidas no guardan proporcionalidad en términos de representatividad del voto.

En Alicante se disputan 29 concejalías. Eso supone que una concejalía representa un 3,8% del total. Sin embargo, la barrera electoral exigida (establecida por la Ley Orgánica de Régimen Electoral General) se fija en el 5% de los votos válidos emitidos en el municipio, rompiendo así la proporcionalidad. En este caso, los votos válidos emitidos son la suma de votos que reciben las candidaturas más los votos en blanco. Los votos nulos no cuentan para la barrera electoral en las elecciones locales. Eso significa que, cuantos más votos en blanco haya, más difícil resultará a los partidos no mayoritarios pasar esa barrera. Y si la barrera no se pasa, ni siquiera tendrán la opción de participar en el reparto de concejalías. No es que los votos en blanco se sumen a otras candidaturas, pero sí es correcto afirmar que cuánto más alta sea la barrera, más beneficiadas son las opciones más votadas.

Por lo que se refiere a la Comunitat Valenciana, la cosa es más grave todavía. Se disputan 99 escaños, lo que supone que un escaño representa el 1% del total y, en consecuencia, la barrera electoral, a fin de ser proporcional en términos de representatividad, debería situarse en ese 1%. Sin embargo, la Ley 5/1987, Electoral Valenciana establece la barrera electoral en el 5% de todos los votos emitidos en todo el conjunto del territorio autonómico (y no en la circunscripción electoral que es la provincia). Ojo, que no se habla de votos válidos emitidos, sino simplemente de votos emitidos. Ahí está la trampa. Eso significa que se suman todos los votos: los recibidos por las diferentes candidaturas, los blancos y los nulos, haciendo así más difícil a los partidos no mayoritarios pasar esa barrera (que, más que barrera, se convierte en muralla inexpugnable). Y si la barrera no se pasa, ni siquiera tendrán la opción de participar en el reparto de escaños.

Así que, antes de votar nulo (en las elecciones autonómicas) o en blanco (en las elecciones municipales y autonómicas), piénselo. Estará perjudicando a quienes menos votos obtienen y premiando a quienes tradicionalmente reciben más votos. Y, a lo peor, no era esa su intención.