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Toni Cabot

Estamos rodeados...

Para ascender de categoría hay que jugar contra los mejores, así que no valen cábalas ni componendas, derivados de lamentaciones acerca de si éste o aquel equipo convenía más o menos para empezar la batalla hacia el ascenso. Ha sido el Real Murcia, un histórico a la altura del Hércules, representante de otra gran ciudad que, como por estos lares, ha quedado maltratado por una gestión que lo ha dejado a un paso del precipicio, donde permanece instalado.

El Murcia ha completado una buena campaña en el grupo I, que ha designado campeón el Real Oviedo. Y ha tenido mérito. La gestión económica de Jesús Samper fue castigada por Tebas con el descenso administrativo, un proceso que acaparó la atención y arañó hojas del calendario dejando al equipo pimentonero en un limbo peligroso, con las manos atadas a la hora de tejer un plantel sin tener claro en qué categoría iba a a competir. Acabó confeccionando contrarreloj un equipo que ha llegado a la zona de promoción sin sufrimiento, con el mérito añadido de tener que cruzar la península en autobús cada quince días al quedar encuadrado tras perder la batalla judicial en el grupo del norte.

El Hércules, por su parte, ha alcanzado la zona noble arañando la pared y empujado desde atrás en la última jornada. A estas alturas, no se encuentra a nadie dispuesto a apostar sin titubeo por un ascenso de los alicantinos, a los que les cuesta un mundo hacer diana. Han perdido a su portero titular y deberán jugar un encuentro clave con un chaval de 18 años que sólo ha disputado dos partidos oficiales en todo el curso. Así, con todo oscuro, llega la hora de rememorar al general McArthur: «Señores, estamos rodeados, así que esta vez el enemigo no escapará».

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