El cometido de un funcionario de un Ayuntamiento no es ser o hacerse amigo del Alcalde sino cumplir con la legalidad. Dice Victoria Camps que no hay mejor lección de ética que el ejemplo. Y como la campaña ha empezado, ahora más que nunca, cabe hablar de ética antes que de votos y votantes. Hoy no quiero hablar de corrupción ni de corruptores. Hoy quiero hablar de personas que no miraron para otro lado, que se enfrentaron -aun con un importante coste personal- a la corrupción. Personas que se negaron a estampar su firma en documentos que no se atenían a la legalidad o iban en contra de los intereses de la ciudadanía. Hoy quiero hablar de «gente con cojones» que me emocionó y que, en cierta manera me reconcilió con el ser humano. Sus ojos, sus miradas, sus sonrisas y sus silencios no me dejaron indiferente y me hicieron percibir que algo está cambiando pero que tenemos que ser más.

El lunes tuve el ocasión de presentar el docuforum que tuvo lugar en el Club Información, con la proyección del documental: «Corrupción: el Organismo nocivo». Sus directores, Albert Sanfeliu y Teresa Soler han querido dar voz a quienes denuncian y probar la indefensión de estas personas que no tragan en un sistema que protege al corrupto. Dice Joan Queralt, Catedrático de la UB, que «el sistema no acepta que alguien de dentro se pase al enemigo», y cuánta razón tiene. Cada voz alzada contra la corrupción ha tenido su pertinente castigo y eso es también lo que desvela este documental. Pero lo más valioso es que no es un documental de héroes, es un documental de personas «normales», que sólo cumplieron con su obligación. Funcionarios, interventores, ex concejalas,? Ellos nunca se desviaron de la legalidad. Denunciaron la escoliosis del sistema.

Itziar González Virós es arquitecta y urbanista. Dimitió en abril de 2010, por no querer formar parte de un gobierno que impulsase un hotel en edificios catalogados al lado del Palau de la Música, habiendo indicios de irregularidades. Fue testigo además en el juicio para el «caso Millet». Ella dimitió por problemas de ética profesional. A su llegada al juzgado, una mujer la esperaba con una pancarta: «Tú sí nos representas». Las consecuencias han sido muchas, tanto en lo personal como en lo profesional. Carlos Martínez, inspector de Cursos de Formación ocupacional denunció a Fiscalía en 2007, las prácticas fraudulentas en muchos Centros sobre presuntos desvíos de la partida de estas subvenciones y sobre «retribuciones"» a formadores. Sigue divulgando el fraude en los cursos de formación. Nos dice: «Evita cometer actos que tengas que ocultar a generaciones futuras». Maite Carol fue interventora en el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet y en 2010 denunció presiones del ex alcalde, implicado en el «Caso Pretoria». Fue destituida y ahora trabaja en la empresa privada. Fernando Urruticoechea es el actual interventor del Ayuntamiento de Orihuela. Ha sido interventor en los ayuntamientos de Ermua, Leganés, Castro Urdiales y Crevillent. Se enfrenta ahora a una segunda denuncia del su ex alcalde, César Augusto Asencio. Nos cuenta que los equipos de gobierno ven al interventor como a un enemigo, en lugar de verlo como un «sello de garantía». Con un semblante serio y apesadumbrado, su testimonio refleja el hostigamiento y el castigo que reciben estas personas que sólo pretenden que se cumpla la legalidad pero que un sistema, con un entramado de permisividad e intereses creados, considera antisistema. Fernando, que algunos verán como el «coco», dice verdades como puños y nos transmite con su mirada y en su tono, el acoso y el desprecio del que ha sido víctima. Mientras otros miraban para otro lado, él denunció. Cada no, cada orden cuestionada por no ser legal o ir en contra de la ciudadanía les ha supuesto un jirón de piel. No me atrevo a preguntarles si les mereció la pena. Les admiro y se lo agradezco porque cada vez somos más, y cada vez necesitamos ser más.

Tras ver este documental y después de escuchar a quien fuera Presidente de la Diputación de Valencia contar billetes de procedencia más que dudosa, me atrevo a rebatirle a la candidata del PP al Ayuntamiento de Alicante, Asunción Sánchez Zaplana, una frase pronunciada en una entrevista a este diario el pasado domingo: «La corrupción no es del PP o del PSOE sino de personas». No, la corrupción no es de personas. Se dan las condiciones para que casos de corrupción a gran escala tengan lugar en el seno de partidos cuya estructura la permite, la entiende, la protege y la defiende, a la vez que existen una serie de corruptores que se incorporan a dicha estructura. Ante tal entramado, sólo queda la lección de ética que nos ofrecen estas personas, la denuncia de la indefensión en la que se encuentran y la necesaria suma de muchas más personas para erradicar la corrupción de la política. Porque proteger la política de corruptores y corruptos es proteger la Democracia y a la ciudadanía; es practicar la vigilancia positiva: «Cuanto más te observo, mejor te comportas».