Desde la mitología griega se describe el mito de narciso como el bello joven quien, a causa de su excesivo engreimiento, fue condenado por la diosa Némesis a enamorarse de sí mismo, con trágicas consecuencias. Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, el narcisismo en la etapa adulta está relacionado con trastornos como la depresión, en los cuales la persona pierd einterés por cuanto le rodea y se centra con especial énfasis en sí misma.

Desde la fisiopatología clínica moderna, la persona narcisista posee un vacío interno y una carencia importante de autoestima, provocada por unos progenitores que dedicaron poca atención o menospreciaron a su hijo. Sin embargo, vamos a centrarnos en otro enfoque que complementa a los anteriores y, en nuestra opinión, los enriquece: el de Guilles Lipovestsky; un brillante filósofo y sociólogo francés, para quien el narcisismo no es sino el nuevo estado del individuo.

Según Lipovestsky, en la moderna sociedad neocapitalista, se establecen unas relaciones nuevas con los demás, con el mundo y el tiempo. En pro de la individualidad, los vínculos familiares se debilitan y fragmentan, los movimientos sociales pierden fuerza y confianza. Los valores morales en los que se cimentaban las revoluciones se van diluyendo, así como el interés por conocer nuestro pasado, nuestras raíces culturales. Se alcanza de este modo un estado de banalización y neutralización social.

En palabras del propio autor en su obra La era del vacío, asistimos hoy al «fin del homo

politicus y al nacimiento del homo psicologicus, al acecho de su ser y de su bienestar».

Si relacionamos las ideas de todos los autores mencionados, podríamos pensar que el ser humano se vacía cuando se centra sobre todo en sí mismo, en su propio bienestar por encima de los demás. En la misma dirección apunta Alejandro Jodorowsky, recogiendo la tradición budista, cuando afirma: «Lo que das te lo das, lo que no das te lo quitas».

En resumidas cuentas, resulta cuando menos apasionante esta dualidad entre individuo y sociedad, que tantos debates y tendencias económicas y políticas ha generado. Así como el hecho de que, en los momentos de adversidad, cuando un peligro amenaza al colectivo, muchas de las especies vivientes tienden a agruparse y unir sus fuerzas. El perfecto ejemplo lo encontramos en el Labyrinthula, un organismo marino que ante amenazas del exterior, se une con muchos otros de su misma especie para formar una criatura de mayor tamaño, más potente y eficaz para desplazarse.