En la primera semana de febrero de este año, se ha celebrado, en Roma, un congreso que ha reflexionado sobre «Las últimas culturas femeninas».

El presidente del congreso, el cardenal Ravasi, ha precisado sobre el contenido de este congreso: «Es recuperar la mirada femenina, que es específicamente suya». Insiste en que «no se trata de proponer una oposición a una cultura masculina, sino de subrayar la experiencia propia de las mujeres».

Las ponencias principales del congreso las han tenido mujeres del mundo de la Universidad, del Arte, de la Cultura, del Deporte y de la Política. Han tratado de subrayar esa mirada propia de las mujeres sobre la vida, sobre le mundo, y sobre todo lo que nos rodea. Naturalmente, se ha tratado también sobre la presencia de la mujer en la Iglesia, sobre su papel específico en la vida eclesial, incluso en las mismas estructuras eclesiales. Actualmente, el papel de la mujer en las mismas eclesiales, y en todas las capas de la vida, ha cambiado mucho porque hoy las mujeres lo hacen todo, «son trabajadoras, ocupadas como los hombres, y a veces más, porque muchas veces recae sobre ellas además de todas estas tareas, el cuidado de la familia».

El Papa Francisco también ha reflexionado sobre la teología de la mujer. Ya en su documento «Evangelii gaudium» destacó que «en la mujer hay una sensibilidad, una intuición y unas capacidades propias». Lo lógico es que se dé a estas características un reconocimiento y un campo de acción propios.

En relación con la Iglesia, el Papa reconoce con gusto que muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales importantes, pero insiste en la necesidad de «ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia». Y añadió: «una Iglesia sin mujeres es como un colegio apostólico sin la Virgen María». En otra ocasión insistió: «Es preciso profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia». El recurso del Papa al papel de la Virgen María en el colegio apostólico puede ayudar a comprender mejor el papel de la mujer en la Iglesia.