He pasado estas dos últimas semanas alojada en la casa de la familia que acoge a mi hijo durante el programa de intercambio de estudiantes en el que participa. La casa está en el condado de Westchester, en el Estado de New York, donde vivió Margaret Sanger cuando comenzó su activismo como defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Considerada como la pionera de los métodos anticonceptivos (después de Aletta Jacobs), abrió la primera clínica de planificación familiar estadounidense en el neoyorquino distrito de Brooklyn en 1916, por lo que fue arrestada y encarcelada, y fundó en 1921 la American Birth Control League, que actualmente se conoce como Planned Parenthood, y que posee clínicas por todo el país para facilitar el legal derecho al aborto así como prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual.

No he podido encontrar ningún monumento a Margaret Sanger ¿se lo pueden creer? Ni siquiera una referencia a ella en el New York Historical Society Museum, que está justo al lado del concurridísimo Museo de Historia Natural, y en el que se despacha la historia de las mujeres con una brevísima alusión a las sufragistas junto a una vitrina en la que luce uno de los pequeños pendones que con la leyenda "Votes for Women" paseó por las calles de Nueva York en las multitudinarias manifestaciones en reivindicación del sufragio femenino. Hay que bucear mucho en internet para descubrir en Manhattan el edificio donde se ubicó entre 1930 y 1973 el Centro de Investigación Margaret Sanger para el control de la natalidad. Ahora es de propiedad privada y sólo una placa lo identifica. No se forman nubes de turistas en su fachada como ocurre, por contraste, con los lugares que aparecen en la serie «Sexo en Nueva York», que hasta se ofertan en los «tours» turísticos. En los vagones del tren que tomábamos para ir a Manhattan se anunciaba en grandes carteles el estreno el próximo mes de marzo de una nueva serie del mismo creador que la anterior. Se titula «Younger» y en ella la protagonista ha de ocultar que tiene hijos y aparentar la mitad de la edad que tiene para conseguir un trabajo. Otra vez el patriarcado en estado puro. Presiento que en poco tiempo también merecerá algún tour por los lugares de la ciudad donde se ensalce esta esclavitud actual de las mujeres por su imagen. Y cada vez será más difícil seguir las huellas de las mujeres que, como Margaret Sanger, tan duramente lucharon por la emancipación de todas. En Times Square, sepultada entre la multitud que daba la bienvenida al nuevo año, renové mi propósito de seguir en esta lucha.

¡Feliz 2015... feminista!