Din, dan , don, Navidad por doquier... en cada rincón, en cada minuto, en cada calle y cada rincón del Universo conocido y sobre todo el universo cristiano, porque es en este mundo nuestro donde la Historia de Jesús y todo lo que la rodea ha generado esta fiesta maravillosa llamada Navidad. Si hay algo que me gusta es la Navidad. Me fascina ese olor a cucurucho de caramelo, esas calles llenas de luces, esa sonrisa de felicidad al calor del fuego, esa familia que te espera ( cuando la hay) para abrazarte y hacerte sentir que la vida sigue mereciendo la pena, o ese sabor a vinito y cocido al frío de unas paredes que, tras el hogar, huelen como los tejados de León, o de Segovia o de Alcoy mismo, entre los pinos..a FAMILIA, a amigos, a besos de gente que encuentras de nuevo, a piel de los que quieres, a abrazos de tus hijos o de tus padres, y, sobre todo, a amor con mayúscula... pero esta Navidad es, además, momento de celebración, de brindar por la vida que sigue existiendo, que palpita por nuestras venas, que rodea cada instante de nuestra vida, que hace que cada mañana que te cuesta levantar el ánimo, lo levantes pensando que nadie, nadie, nadie va a poder contigo, con tus ganas de vivir, de soñar y de amar. Esa es la verdadera Navidad, ese espíritu de lucha, de almas que se encuentran como toda la vida, como el anuncio de Nestlé, este año el de Coca Cola (¡¡no puede ser más bonito!!) o el de «vuelve a casa por Navidad» de turrones el Almendro, que es pura historia de nuestra vida. Cada vez que pienso en Jijona, en ellos, en el Lobo, en El Artesano, 1880 o en Espi, pienso en cada minuto de mi infancia que ya no volverá en ese día de Nochebuena (que este año volveré a pasar con mis padres y mi familia, toda al completo) que es a veces pesado pero que, en particular, algún día ya no podré pasar porque no estarán mis padres ahí, y no volverán esos días. Así que, por favor, me gustaría que todos nosotros pensásemos en esta Navidad, en esta que quiero hacer una llamada a la solidaridad. Por favor hagamos que cada persona que duerme en la calle, que no tendrá Navidad en familia, o que espera nuestro abrazo o nuestra sonrisa encuentre en medio de esta crisis la belleza de nuestra bondad. Hagamos que esa noche y estos días sean algo más que puro consumo y de verdad esta historia de nuestra vida sea pura alegría. Mientras tanto a disfrutar de las mejores fiestas de amigos, como la que este sábado (ayer) dio mi buen amigo el cirujano plástico y estético Juan Miguel Pérez en su preciosísima casa. Llena de amigos de lujo nos pudimos ver mientras sonaba una guitarra y la voz de una buena amiga cubana con viejos conocidos como Felipe Joubert, su mujer Kathy, Vicente Serrano, Mikel Ibáñez, Hamlet ( hermano de Juan Miguel y tan cubanamente movido y genial como él..), y mucha cara bella de la ciudad, mujeres hermosas que han confiado en su mano para seguir siendo bellas. Un «brunch» amenizado con música cubana, cante de voces amigas y mucha, mucha vida... Tal como después pude vivir en casa de Edu Guerra con todos los amigos, Daniel Román, Valle Albujer (que ha montado su propia boutique, en San Juan, Stilo) o Juan Balboa ( las mejores manitas para el mundo cuando te las pone encima... no es con segundas... Fisoterapia lo llaman). Y luego de ahí una visita para cenar a un sitio fantástico para continuar la Navidad. Os recomiendo una reserva en otro gourmet exquisito en el barrio de San Gabriel, el bello y acertado restaurante lounge Start Up, maravilloso y dirigido por Andrea Borsani y su mujer Susana, estupenda pareja que hace que te sientas en otro mundo, y que además puedas disfrutar de pasca fresca, delicatessen y unos vinos de escándalo en otra parte de ala ciudad, y por encaego unas tartas divinas. Tanto como los panettone que, de diseño, tiene este año San Rocco para que puedas regalar, comer allí mismo o llevarte después de unos "carbonara" a su estilo. Y por último, una visitita por los mercadillos en finde navideño, como toda la vida. En Castalla, Novelda, Biar, El Pinos, Elche, Calpe o bien en Villena, en medio de la montaña, o en los valles de frío y leña donde una buena tarde después cerca de una chimenea no tiene desperdicio. Feliz Navidad, por fin.