Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Marc Llorente

Juego con encanto

Kathie y el hipopótamo

Teatro Principal de Alicante

De Mario Vargas Llosa.

Dirección: Magüi Mira.

Producción: Teatro Español.

El regreso de Ana Belén no llenó el coliseo alicantino aunque tuvo el encanto del juego de comedia que protagoniza. Sin ser un peso pesado del mundo de la escena, tiene las suficientes armas para seducir. Evocar, fantasear e imaginar puede ser una forma de huir de la rutina. Los ricos también lloran. La soledad forzada, las frustraciones o los anhelos son moneda frecuente en el escenario y acarician con sus asperezas a personas de toda condición. Eso sí, las penas con buen bolsillo son menos penas. El prestigioso Vargas Llosa es el aval del montaje dirigido por Magüi Mira, quien imprime coordinación y ajuste a unas situaciones entremezcladas, muy teatrales y con solvente reparto. La falta de estímulos, el desamor o las incomprensiones hacen mella. Pero es necesario seguir para mejorar como sujetos. Lo que pudo ser y no es alienta la infelicidad. Nadie se libra plenamente de las insatisfacciones. Esto es Kathie y el hipopótamo, obra escrita hace 30 años pero válida actualmente. La señora (Ana Belén) cuenta con un profesor (Ernesto Arias) para que escriba un inquietante libro de viajes y aventuras en su refugio de París. Pretexto para compartir con el común instinto de neutralizar los sueños rotos o las decepciones matrimoniales. Aun así, la ironía y la distensión impregnan la pieza interpretada, además, por Jorge Basanta y Eva Rufo. Todos asumen diversos papeles en un espacio convertido en varios espacios con elegante atmósfera y variados climas. Hay pasos de baile. Y la protagonista canta algunos temas franceses en lo que suponemos que es una buhardilla en 1960. Sous le ciel de Paris, La vie en rose, Ne me quitte pas o Les feuilles mortes. Bellas canciones con el piano espléndido del hijo de Ana Belén, David San José, y que guardan relación con la obra. El marido infiel y machista, los cínicos hijos o la evocación amorosa. El frustrado escribiente, idealista en su juventud, busca escapar de la monotonía y persigue a una frívola alumna. Pasado y presente se unen. ¿Las mentiras se vuelven verdades y las verdades son mentiras? La respuesta define el origen de los relatos y quizás ayude a soportar mejor la vida diaria.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats