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Francisco Esquivel

Especialista en reveses

Francis Ford Coppola es seis veces ganador de un Oscar, a pesar de que lo primero que hizo fueron nudies, que en nuestra lengua, con perdón, significa películas eróticas. De ahí pasó, en su arranque con un largo, al terror con Demencia 13, aunque el mayor esplendor lo alcanzó en la década de los 70 con la saga de El padrino, la única secuela que se ha alzado con una estatuilla en Jólivu. Pelotazos de este tenor son los que han permitido al gachó situarse a día de de hoy al frente de un grupo financiero, invertir en hoteles y dedicarse a la viticultura. Tampoco puede dejarse en el olvido que se ha impuesto en varias guerras y que salió triunfador de Apocalypse now, no sólo por lo que la historia allí narrada representa en su carrera y en la historia del cine, sino antes que nada por lograr sobrevivir al rodaje, que debió ser para verlo. Dentro del cúmulo de desgracias que se dieron cita voy a hacer mención tan solo a algunas de las sobresalientes. Su prota, Martin Sheen, sufrió durante el mismo un infarto que a punto estuvo de llevárselo antes que a su hijo, quien también representa un milagro que siga haciendo series con la de impactos que ha recibido ese cuerpo serrano; un huracán destruyó gran parte de los decorados; al encontrarse en guerra, el Gobierno filipino se llevaba sin previo aviso los helicópteros que Coppola utilizaba para las batallas de ficción; Marlon Brando estuvo a punto de morir de verdad, asesinado a manos del director que se encontraba hasta el moño de sus tonterías, por lo que, entre unas adversidades y otras, el presupuesto del film se disparó rápidamente. La conclusión se antoja obvia: cómo no estará Ciudad de la Luz para que el enjambre le suponga al máquina un reto a estas alturas.

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