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Marc Llorente

En busca de la pureza

Más que flamenco

Teatre Arniches de Alicante

Toque, cante y baile de la compañía Flamenquísimos.

Aparece la guitarra de Antonio Contiñez para calentar los motores del espectáculo. Y la pasión flamenca se suelta el pelo con la poesía musical del guitarrista. Amarga, vigorosa o tierna. La limpia, fuerte, entendible y bien moldeada voz de Juanjo Garrido se une al toque de las ágiles cuerdas para darle al cante. «Romperemos las nubes negras que nos engañan, que nos acechan», dice Estrella, canción con sentido crítico que dio a conocer Enrique Morente. O «abriremos un mundo nuevo sin fusiles ni venenos». La cantaora Estela «La Canastera», del Sacromonte de Granada, defiende el pabellón y aporta granos a Más que flamenco y a la compañía granadina Flamenquísimos. Posteriormente le toca el turno a la bailaora Verónica Ramal con los clásicos ingredientes de este tipo de baile. Luce el mantón, gira, zapatea y pone en marcha sus enérgicos braceos. Los palmoteos juegan su papel de percusión, y ella lanza quejíos con el cuerpo, arrebatos y desplantes de rutinaria forma, evitando excesos aunque con unos ajustes convencionales y sin gran relieve. Garrido le canta a la Alhambra. El bailaor Juan Calvo sostiene ese mismo estilo con las típicas explosiones del viejo arte andaluz. Movimientos y posiciones en función de los distintos palos de la flamencura. Pero con un sello no muy depurado y agrisada estética. El público del Teatre Arniches, no obstante, se emocionó y dio alas a los componentes. Juanjo Garrido interpreta unos fandangos de Paco Toronjo en compañía de la buena guitarra de Antonio Contiñez. «Dicen que muere temblando to' aquel que tiene dinero, tan solamente en pensar que ha vivío' pa' ir guardando lo que otro gastará». Poder y codicia que el cantaor, en primer término y con algún chasquido de dedos, acerca a los aficionados. Verónica Ramal y Juan Calvo continúan por sevillanas y hay quiebros y conjunción. La juerga del final sitúa a la bailaora en el medio. Le toca a La Canastera ser el centro de atención. Canta y baila. Bailando empezó su trayectoria. Le cede el testigo al bailaor? Los espectadores frotaron la lámpara, solicitaron otra y el deseo les fue concedido. Más duende y sangre flamenca para concluir.

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