La Trinca, grupo musical catalán de enorme éxito en los años 80, publicó un disco titulado ¿Quesquesé se merdé? (transcripción sonora del francés Qu'est ce que c'est? C'est merdé!), sátira sobre «el Barón del bidet» que inventó el hoy tan denostado artilugio del cuarto de baño; eran los tiempos en que nuestros vecinos franceses no dejaban cruzar la frontera a los camiones cargados de frutas y hortalizas por considerarlos competencia desleal, y provocando enormes atascos en los pasos fronterizos. Bueno, pues robo al grupo catalán el título de tan divertido y escatológico disco para referirme de nuevo a la situación política alicantina. Porque esto es una verdadera merdé. Nuestra alcaldesa (ex Alcaldesa de las Flores) sigue agitando su lengua viperina y misteriosa, porque no se sabe si va o viene con el tema de la posibilidad de crear su propio partido al cerrársele las puertas de encabezar la lista de las próximas elecciones municipales (ella dice que «no se presenta» ¡qué eufemismo!): ni sí, ni no, sino todo lo contrario. El Partido Socialista de la ciudad no deja de sorprendernos, ahora con la inclusión de antiguos miembros del PP para formar parte del equipo preparatorio de dichas elecciones; a Izquierda Unida se le agotará pronto su discurso estelar: apalear a la actual alcaldesa. Y el único representante de UPYD en el Ayuntamiento mantiene esa postura de equilibrista que consiste en no mojarse: nadar y guardar la ropa. Pero de todas las desgracias citadas, la que más me preocupa ese el incomprensible esfuerzo del PSOE local para autodestruirse cuando en verdad debería ser una fuerza opositora con verdaderalabor correctora; en las últimas elecciones creo recordar que perdieron 8 concejales, pero al paso que van conseguirán convertirse en una fuerza política testimonial. A nivel nacional la irrupción de Podemos ha supuesto, cuando menos, un gran revulsivo y todos los grupos políticos se muestran nerviosos; aquí, ni siquiera eso. La rumorología apunta a una consellera alicantina como probable cabeza de lista del PP, una señora que en sus tiempos de concejal demostró poseer dos importantes virtudes: discreción y capacidad de trabajo. Por mucho que yo no comulgue con la ideología del partido gobernante de la ciudad en los últimos veinte años, quiero para mi ciudad un alcalde o alcaldesa adornados cuando menos de esas condiciones, porque la honradez (o la ausencia de honradez) ni siquiera me la planteo, es -o debería ser- algo innato en todo aquel que pretenda ser un servidor público. El PSOE local eterniza sus errores en lugar de procurarse el candidato que sus seguidores, militantes y simpatizantes, necesitan; una persona de consenso, con prestigio y con sensatez, dejando a un lado las pretensiones de quienes consideran ser nombrados un premio a los «méritos de guerra». En las pasadas elecciones me dolió que José María Perea renunciara a presentarse, en vista de la falta de apoyo de sus compañeros, lo mismo que me dolió que Ángeles Cáceres tirara la toalla y abandonara su número dos de Izquierda Unida en el Ayuntamiento, harta de imposiciones y componendas. Y es que no puede ser que «el aparato» de los partidos no atienda discrepancias. Estoy convencido de que si la izquierda (sic) hubiera actuado de forma distinta en todos estos años la situación sería otra. Las mayorías absolutas, contrariamente a facilitar la gobernabilidad, solo han supuesto autoritarismo y actitudes despóticas, sin entrar a profundizar en la corrupción que nos asola, y que ha supuesto una verdadera tragedia para este pobre país; corrupción que, como es sabido, afectada a los unos y a los otros? aunque más a unos que a otros, matiz que no supone ningún consuelo. En fin? tampoco es consuelo que el señor Fabra esté entre rejas después de once años de dilaciones jurídicas, que el clan de Marbella, La Perla. Que me disculpen mis amigos franceses. En los tiempos de los asaltos a los camiones españoles se decía que «los franceses son tan guarros que inventaron el bidet para no lavarse enteros». Bendito humor español?
