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Cuqui Guillén: El Pop en las Cigarreras

La cultura de una ciudad impregna todo lo que toca, y sobre todo el gusto de sus ciudadanos que se ve condicionado por unas determinadas formas de ver y de entender el arte. No cabe duda de que Valencia es una ciudad que predispone a la figuración. No solo por su gran tradición artesanal fallera, Sorolla o el mismo Pinazo han sido, en algunos momentos, verdaderas losas que muchos artistas valencianos han tenido que superar para poder hacer su obra. Una de estas primeras reacciones se produjo en el grupo Parpalló, (1954- 1961) con artistas como Alfaro, Sempere, Pérez Pizarro? que se instalaban en la abstracción, pero también un autor como Teixidor que, ante la concesión del Premio Nacional 2014 a las Bellas Artes, confiesa que tuvo que irse de Valencia porque su obra no era aceptada, y ya estamos hablando de principios del XXI.

El Pop, arte esencialmente figurativo, tuvo su mayor repercusión en el desarrollo americano, Roy Lichtenstein, Andy Warhol?, con la inclusión de la imagen del cine, los logos publicitarios, tomando una dimensión universal lo suficientemente potente como para crear una verdadera industria de esta faceta del arte. Y de Parpalló también surgieron nombres que asumieron esta nueva concepción de la figuración que reivindicaba una mirada crítica hacia la sociedad y a determinados tabús de la cultura como la sexualidad, la iconoclastia, etc. Por esos años sesenta, setenta, surgieron en Valencia los dos grupos mas importantes del Pop español, el Crónica y el Realidad, además de otros autores como Toni Miró, en Alcoy. La reflexión sobre la figuración reproducida en los medios de comunicación produjo en el Crónica algunos de los más trascendentales encuentros entre la tradición pictórica española y los elementos propios del pop como el comic de Roberto Alcázar y Pedrín, incluso Mortadelo y Filemón. Pero este movimiento con el tiempo se ha convertido en una tradición que se ha vinculado a una estética fuertemente arraigada en la cultura popular de la ciudad de Valencia. En el caso de Cuqui Guillén, su obra se debate en una ejecución pictórica más matizada de volumen, que no alcanza el virtuosismo que parece perseguir.

O quizá no tenga esa pretensión, de otra manera es difícil comprender algunos de sus resultados técnicos. Refleja una visión consumista, un mensaje entendible en la contraposición de elementos y frases, no tanto en cuanto al lenguaje plástico. El Pop implica una mirada crítica a nuestra cultura visual, a través de la imagen con que una sociedad se representa en sus medios de comunicación, básicamente publicitarios o de consumo rápido. Una crítica tanto a las convenciones de la imagen como a los lenguajes plásticos que la determinan, más allá de los tópicos de las estéticas de los sesenta.

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