La punta del iceberg
Teatro Principal de Alicante
De Antonio Tabares.
Producción: La Abadía.
Dirección: Sergi Belbel.
Un auténtico drama social. No sólo porque esta obra se base en noticias sobre suicidios de empleados. Siendo éste un problema gravísimo, la obra del canario Antonio Tabares plantea, además, el asunto de las relaciones humanas en un entorno laboral competitivo y hostil. El propio autor reconoce que no hay una única motivación para el suicidio. De todos modos, a nada bueno contribuyen los ambientes llenos de presiones, la luz verde para el abuso, la deshumanización, agravada por una crisis como perfecta excusa para ciertos intereses, y la tiranía de la rentabilidad económica a cualquier precio, incluso con menos personal. Los resultados numéricos podrán ser favorables, pero las personas se merecen mejor suerte en todos los sentidos. Por ahí va La punta del iceberg (Premios Tirso de Molina 2011 y Réplica 2012), la pieza interpretada por Nieve de Medina, Eleazar Ortiz, Monstse Díez, Chema de Miguel, Luis Moreno y el alcoyano Pau Durà. Una producción de La Abadía que pudo verse el sábado en el Principal de Alicante y en la última jornada de la Muestra de Teatro Español Contemporáneo, que con ilusión dirige Guillermo Heras pese a las dificultades de la cultura, como tantas otras. El texto, bien medido, tiene intensidad, fluidez, emociones, sinceridad y cierta dosis de ácido humor, y se proyecta con actores muy notables, sobre todo Durà y Moreno por el relieve de ambos. Sin olvidar el protagonismo constante de Nieve de Medina. Distribuidas en varios cuadros, las ajustadas escenas evocan estas realidades. Las tensiones de diversa índole fomentando ese caldo de cultivo peligroso. Sergi Belbel, dramaturgo o exdirector del Teatro Nacional de Cataluña, ha puesto en danza unos pasajes donde la directiva de una multinacional procede a la investigación de los hechos. La pieza, ambientada con estilizados muebles de oficina, se apoya en el intercambio verbal y en las descripciones internas de la compañía. En el temor a perder el empleo en un devorador sistema social. Poco antes del minuto 60, la cosa no avanza ligeramente hasta que retoma el paso con rumbo a su destino. Antonio Tabares merece toda la proyección posible.
