Amando Vilaplana lleva diez años mirando los autos del llamado caso Emarsa -que investiga «presuntos» saqueos en las depuradoras de Valencia- por si algún día acababa apareciendo la de Els Algars. Y lo ha hecho, pero sólo a pie de página y como cita informativa. Nada hay en el proceso de Els Algars que levante sombra alguna y sin embargo la oscuridad no puede ser más absoluta. Císcar, en Ibi, podría haber explicado esta semana porqué invierte 2,4 millones en un proyecto de depuración, cuando tiene otro justo al lado por acabar en el que lleva gastados 15 millones -o sea, 2.500 millones de pesetas contantes y sonantes-. Me dejo el cuarto de estar a medias y reformo la cocina. Un símil como cualquier otro. Evidentemente, foto, alcaldes, cortejo y regantes... y elecciones a la vuelta de la esquina. Una explicación como cualquier otra.
P. D. Deseo a los regantes de Agost la suerte que no han tenido los empresarios textiles, por ejemplo, porque la ampliación de la depuradora de Els Algars se adjudicó a principios de 2006 y en octubre se colocó la primera piedra, con toda la pompa y circunstancia necesarias. ¿Saben qué ocurrió un año más tarde, en octubre de 2007? Que se colocó la segunda primera piedra, en este caso llamada «inauguración de obras». Quizá por ello, por mal agüero, no han vuelto para el «verdadero» estreno. Lástima.
