Femenino singular
Aula de Cultura Fundación CM
Un espectáculo de Inconstantes Teatro.
Puesta en escena: Emilio del Valle.
Mujeres en una comedia sobre la maternidad. Pero también son ellas mismas. Madres y actrices que cuentan sus vidas con la particularidad de que cada una explica las cosas de alguna otra como si fuese lo suyo. Así se sienten más libres al realizar ese destape y ponen un espejo tragicómico a las espectadoras. Los varones son testigos. Uno, Marcial Álvarez, está en un rincón, después interviene ligeramente con ellas y más tarde narra su experiencia como padre divorciado. Marta Belenguer, Lucía Jiménez, Carolina Solas y María Vázquez protagonizan con gracia y desenvoltura la puesta en escena de Emilio del Valle, quien ha conducido un proceso de dramaturgia donde ha participado el elenco de Inconstantes Teatro. Se funden realidades y los textos adquieren pulso en la obra Femenino singular, vista en el Aula de Cultura de la Fundación Caja Mediterráneo, que desempolvó sus instalaciones para la Muestra de Teatro Español. Las voces femeninas se intercalan con ritmo para darnos a entender el ajetreo de la rutina diaria. La estructura escénica prosigue con unos monólogos en los que se destaca el hecho de ser actriz para expresarse y comunicar a la vez que se aprende de los personajes y se les transmite a éstos lo que el intérprete lleva en su interior. O la reunión de amigas para contar sus partos y algunas consecuencias, y compartir alegrías, tristezas y el inevitable paso del tiempo con lo que conlleva en un mundo de feroz competitividad. Por fortuna, el teatro libera y transforma, y se dirigen directamente al público. Cantan, en forma de karaoke, Las chicas son guerreras, Una chica ye ye, A quién le importa o Pena, penita, pena. Sale a la luz esa necesaria conciliación entre la casa, la familia y la vida profesional. Y todo de una manera sencilla, verbal y con cuatro actrices de lengua suelta y que sintonizan con la afición. Existen subidas, bajadas y momentos de inferior fuelle en un montaje que, aunque a propósito, teatralmente es escaso. El rito de la monotonía mañanera y la mecanización empiezan de nuevo. Ya lo afirman en el programa de mano: «Quizá la tecnología avance, pero el ser humano progresa poco.
O nada».
