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Francisco Esquivel

Las mañanitas

Sobre esas horas coincidían la comparecencia de Rajoy para que nos percatáramos de que de cuerpo presente no está del todo; el habitual pleno electrizante de las Corts y la reaparición dirigiendo la sesión municipal de Sonia Castedo tras los fogonazos de gloria. En lugar de 40 minutos, tomé la precaución de pegarme hora y media nadando previamente y aún no sé por qué salí.

Sí, porque es curioso que te tropiezas con un edil del Ayuntamiento de Alicante y con otro y, antes de piar tú, ya están parloteando sobre la vergüenza que les provoca la situaçao. Faltaría más. La prueba es que, gracias al voto unánime del grupo salpicado de avergonzados, salieron adelante los presupuestos de 2015 y olé. Dentro de la formación a la que aún pertenece, el mejor escenario que se le podría presentar a la alcaldesa sería que el juez acepte en breve la nulidad de actuaciones del berenjenal en curso y que, en ese mismo instante, anunciase que se va. Y no nos engañemos. Como escenario tampoco es que sea la Scala teniendo en cuenta los registros alcanzados por la artista.

Del pleno de las Corts, qué se podía esperar. Con decir que, según figura en la agenda, el primer punto era «Debate de totalidad del Proyecto de Ley, de la Generalitat, de salud de la Comunitat Valenciana», mejor ni entrar. Que fue lo que hizo el turista de la Moncloa. Tras escucharlo, les sugiero Diplomacia, peli de Schlöndorff, el del Tambor de hojalata, sobre las horas previas a la liberación de París cuando el gobernador, general Von Choltitiz, ultima el plan para llevar a cabo la orden de volar los puentes y dejar que el Sena se encargue del resto. Jugándosela, interviene entonces Nordling, el cónsul sueco. Viendo entrar en acción a Rajoy días después del pulso, ni que decir tiene cómo nos vendría aunque fuera un cuarto de cónsul.

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