Vaya nivelazo que tenemos en el Ayuntamiento. No es que uno lo haya descubierto ahora, pero es que es imposible como alicantino no sentir vergüenza propia, ajena y de todos los tipos que haya, cuando ve cómo un pleno municipal de su ciudad se convierte en un patio de recreo donde niños maleducados se insultan de manera infantil y burda. "Es usted una alcaldesa zombi, una muerta viviente". Qué sutileza, qué ingenio y qué gracia que tiene el señor Pavón, al que a buen seguro le aguarda un brillante futuro como monologuista de pubs de carretera si algún día deja de ser edil, que es lo que él reclama a otra grande del humor local, Sonia Castedo, alcaldesa de una ciudad, Alicante, cuya imagen, por espectáculos bochornosos como el de hoy, entre otras muchas cosas, se deteriora a marchas forzadas. "La muerta viviente huele mejor que usted", replica ella. ¿Pero esto qué es? Váyanse, pero váyanse todos, de la mano si puede ser. Porque tampoco se escapan los otros, los socialistas, tan enredados siempre en sus cuitas internas que son incapaces de mirar por nadie más que por ellos mismos. Los ciudadanos están -estamos- muy hartos. Si de verdad alguno de ellos amara esta ciudad, aunque fuera un poquito, se apartaría para que entrara el aire. Alicante no se merece unos dirigentes de tan baja talla política, ni unos plenos municipales vigilados por fuertes despliegues policiales, como si los ciudadanos fueran delincuentes, cuando los presuntos están dentro. Alicante merece resucitar y, mira tú por dónde, hoy no sería mal día.