Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan José Millas

Grande / pequeño

Las esquelas están normalizadas. Ninguna sorpresa cabe dentro de ellas. Su esposa e hijos ruegan una oración por su alma, etcétera. Las hay con cruz y sin cruz. A las sin cruz podríamos llamarlas civiles. Las esquelas civiles son, en nuestra cultura, más recientes, pero no han aportado nada básico que las diferencie de las religiosas. Su narrativa es idéntica, su sustancia es la misma. Al escribir «sustancia» me ha venido al paladar el sabor de la sopa de pollo, que no tiene nada que ver con las esquelas. ¿O sí? Misteriosamente, sí. Indemostrable, pero sí, como aquello que decía Buñuel de la mortadela (que la hacían los ciegos). De las esquelas puede impresionar su tamaño. Las que ocupan una página entera del periódico tienen, inevitablemente, algo de cartel taurino.

De vez en cuando, increíblemente, uno de estos billetes fúnebres resalta por su singularidad. Te conmueve. El otro día, en una esquina de una de las páginas de El País, apareció un rectángulo tímido. Decía así: «Mª Lourdes Re Sanz, 23 octubre 2009. Te queremos, de Mamá, Emi, Ine, Gabi y Rafa». A continuación, entrecomilladas, aparecían las siguientes palabras: «Nosotros aquí de noche y día haremos en la espina de la pena una guirnalda de melancolía». Eso era todo.

Leyéndola, pensaba uno que todavía, en un mundo dominado por lo grande (grandes corrupciones, grandes superficies) quedaba espacio para lo pequeño, lo doméstico. Pensaba uno que con frecuencia caemos en la trampa de lo cuantitativo, que a veces es también lo barato, y perdemos de vista que hay un pequeño hervidero de vida (y muerte) que sucede al margen de las grandes noticias, en las afueras de la radio o la televisión. Pensaba uno que hemos perdido cierta sensibilidad en la yema de los dedos para apreciar aquello que posee poco relieve. En la puerta del taxi en cuyo interior pensaba uno todo esto, había una pegatina de plástico, trasparente, con pequeñas burbujas. Se trataba de una leyenda escrita en Braille que quizá indicaba el modo de subir o bajar la ventanilla.

La pegatina tenía el tamaño de la esquela citada. Tuve la impresión de que, de súbito, lo pequeño recuperaba su tamaño, que era enorme.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats