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Este país

La financiación irregular del PP, las vergonzosas amistades de cargos políticos con empresarios a los que les adjudicaban proyectos, el escándalo de la familia Pujol, con su sospechosa herencia oculta al fisco y la facilidad de los descendientes del ex molt honorable para hacer negocios de cientos de millones de euros sin saber muy bien de dónde viene ese dinero... o sí, el uso de tarjetas de crédito opacas por directivos de entidades de ahorro, que qué casualidad, han tenido que ser rescatadas con los impuestos de todos, pese a cobrar sueldos que a muchos nos tienen todavía con la boca abierta, los tejemanejes con los ERES de Andalucía, las cajas fijas en la Generalitat y en muchos ayuntamientos para pagar solomillos a 60 euros o hasta billetes de bus, los sindicalistas que, de un día para otro, te enteras que tenían un patrimonio de algunos millones de euros cuando sus compañeros estaban convencidos de que las pasaban, como ellos, canutas para llegar a fin de mes, los casos Gürtel, Brugal... Podría seguir, pero para qué. Está claro que mires donde mires, la corrupción, la indecencia en el manejo de los fondos públicos ha campado a sus anchas por este país, el mismo que en el otro lado de la balanza tiene a cinco millones de parados, el mismo que recorta prestaciones para el paro, el mismo que excluye medicamentos del sistema nacional de salud, el mismo que reduce la plantilla de profesores y aumenta las ratios en los centros de enseñanza, el mismo que se olvida de los más débiles, los dependientes, y que mira para otro lado a la espera de que mientras van de ventanilla en ventanilla para cumplimentar la solicitud de ayuda, se mueran sus beneficiarios, el mismo que echa a gente a la calle porque no puede pagar la hipoteca, le quita la casa y encima le sigue reclamando parte de la deuda, el mismo que sube los impuestos y dedica la mayor parte de la recaudación a pagar una deuda estratosférica generada por el despilfarro, la corrupción, las mordidas... Podría seguir, pero para qué. Está tan clara la realidad en la que vivimos que ni siquiera me extraña que nuestros políticos no hagan nada efectivo para cambiarla. Eso sería como si viviéramos en otro país, y no, estamos en este.

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