En horario de máxima audiencia, una joven menudita, con todos sus atributos al aire, se jactaba ayer en televisión de no saber qué es «Manzanares», en referencia al río que recorre Madrid, o de confundir una vulgar alambrada con el histórico patrimonio de Alhambra de Granada, que por cierto la muchacha situaba en la vecina provincia de Córdoba.

Es cierto que ante tal grado de ignorancia, tampoco vayamos a hacer sangre ahora por unos cuantos kilómetros. También, la susodicha, hablaba sin rubor alguno de que la Biblia se dividía en «fascículos» o preguntaba con curiosidad qué significaba el término polivalente. «Ah, claro, de poli y de valente, que sirve para muchas cosas. ¡Obvio!», vino a decir cuando otro chaval, que parecía Einstein al tener alguna luz más que ella, se lo explicaba mientras aguantaba la risa sin éxito. Era para echarse a llorar, créanme.

Estos jóvenes, cuatro en total (aunque la suma de sus neuronas no alcanzaba la media española), se llevaron anoche de calle el protagonismo en Twitter. Ni Acebes, ni la Champions ni la serie de turno. Nada. «Adán y Eva», la nueva apuesta de Cuatro para los martes, acaparó la atención de unos tuiteros más pendientes de las perlas que soltaban los chicos por la boca que de bromear como se podía presuponer sobre las partes íntimas que exhibían sin reparo los candidatos a no sé muy bien qué. Y es que el principal reclamo del programa (ver tetas y penes sin censura alguna) se convirtió en poco más que una anécdota. ¡Imaginen el nivel!