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Interrogantes

¿Por qué Ramón Abad no ha apoyado a María Dolores Asencio? Esa es la pregunta. Caben varias posibilidades. Una de ellas puede ser que con Asencio es casi imposible negociar -ella sólo quería ser alcaldable- y de ahí nadie le ha sacado, aunque vendía que era la regeneración del partido y de hecho se salió de la gestora al no estar de acuerdo en como se había fraguado, hecho que la honra. Si fuera así, es decir, si no hubiera querido negociar nada que no fuera su aspiración a la Alcaldía, sí que se merece esta derrota, porque en política lo trascendental es buscar el pacto, aunque sea tu rival o enemigo político, -que casi siempre está dentro de tu propia organización-.

Otra manera de entender la política es, al menos en este caso, peregrina. También cabe otra posibilidad, que Abad temiera que el famoso expediente de las altas irregulares que está en Valencia tuviera nombre y apellidos, y él fuera uno de los afectados. Todos llevaban lastre en sus mochilas, quizás Asencio la que menos, pero ahora se abre una etapa apasionante.

¿Abad y Asencio darán un paso al frente e intentarán dinamitar lo ocurrido en las primarias o cederán por la paz del partido para unir fuerzas y sacar de la Alcaldía a Alonso? Es impredecible lo que vaya a pasar. Los personalismos tienen doble cara: los que son capaces de aglutinar a todas las facciones de un partido y tirar hacia adelante por su carisma y compromiso, y la de los mediocres, que no ven más allá de sus aspiraciones. Los números están claros: 303 González; 188 Abad y 126 Asencio. Si hubieran pactado los dos últimos hubieran ganado.

¿Tan incapaces eran o qué se escondía detrás de toda esta operación? En la sombra, guste o no guste, un ganador: Antonio Rodes. Siempre le ví como un candidato idóneo, pero aquí, lógicamente, eligen los militantes del PSOE de Elche.

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