La masiva incorporación de la mujer al mundo laboral conlleva una situación conflictiva pues enfrenta su deseo de maternidad con sus aspiraciones u obligaciones laborales.

Hay que tener presente un hecho inevitable: la mujer pierde de forma irreversible sus ovulaciones fértiles alrededor de los 40 años.

A diferencia del varón que repone constantemente espermatozoides hasta la más avanzada senectud, la mujer antes de nacer ya ha producido en sus ovarios todos los ovocitos que décadas después irá liberando a lo largo de su vida reproductiva, que raramente sobrepasa los 43 o 44 años.

Históricamente las culturas humanas han aceptado implícitamente este condicionamiento biológico y los matrimonios y los primeros hijos llegaban antes de los 30 años de la mujer.

No hay que ser un lince para ver las dificultades de tener hijos en la sociedad actual a esas edades.

A los largos años de formación, si esta es universitaria, se suma la dificultad de lograr una estabilidad económica que permita afrontar la crianza del hijo. Asimismo, las nuevas formas de relación, la decisión de «disfrutar» antes de la llegada de los hijos, la inestabilidad, fragilidad y la falta de compromisos a largo plazo, son factores que hacen postponer la maternidad.

Todo ello hace que una mayoría de mujeres decidan o puedan tener un hijo pasados ampliamente los 35 años.

De ahí que la inmensa mayoría de mujeres que buscan gestar a partir de los 40 años se vean obligadas a recibir ovocitos donados por otras mujeres más jóvenes y que ese porcentaje suba al 100% a partir de los 45 años.

La donación de ovocitos como tratamiento no deja de ser un fracaso para el médico y para la paciente, y lo ideal es que la mujer pudiera gestar a partir de sus ovocitos.

Ante esta limitación biológica, la mujer se enfrenta a una muy difícil decisión cuando entran en colisión sus obligaciones laborales y su lógico deseo de maternidad.

¿Cómo solucionarlo? ¿Cómo responden los empresarios?

En los últimos días hemos tenido diferentes ejemplos. Hace unos días conocidas empresarias españolas (que además sean mujeres no deja de sorprender), han manifestado que no contratarían mujeres entre los 30 y 40 años porque como buscarán tarde o temprano gestar en esos años, sería un perjuicio para la empresa.

Por ello, o bien no las contratarían o con mayor o menor sutileza les propondrían dejar el trabajo o posponer la maternidad. Dadas las grandes limitaciones del mercado laboral, estamos obligando a muchas mujeres a no poder gestar con sus propios ovocitos y recurrir a ovocito donado, lo que desde luego no es la opción más natural, amén de llevarlas a gestaciones en edades avanzadas que se acompañan ineludiblemente de mayores riesgos maternos y fetales, pues son siempre gestaciones de alto riesgo las de las mujeres por encima de los 38 años.

Otra respuesta ha sido la de Google y Apple que sufragan a sus empleadas preservar sus ovocitos congelándolos en edades adecuadas, para que en un futuro cuando con mayor libertad la mujer decida ser madre pueda recurrir a ellos, dado que las técnicas de criopreservación permiten una custodia sine die de los mismos; es decir, no se deterioran porque el período de congelación se prolongue durante años.

Es decir, la congelación de los ovocitos ofrece la posibilidad de gestar más adelante con ovocitos recogidos y preservados en edades óptimas, cuando el porcentaje de abortos o alteraciones cromosómicas son bajos y alargar el plazo biológico para gestar.

Aquí tenemos un ejemplo contundente de dos maneras de entender el liderazgo empresarial: uno basado en la imposición de «esto es lo que hay y si no lo aceptas o te vas o no tienes hijos porque así están las cosas» y otro basado en los avances de las diferentes opciones que de la mano de la Medicina Reproductiva están a disposición de las empresas y de quienes las gestionan.

Obviamente la actitud de la mujer trabajadora hacia su empresa no será la misma si pondera las dos opciones que se le ofrecen.

Tal vez este ejemplo ayude a clarificar porqué estas empresas son líderes y otras no tanto.

Juzguen ustedes mismos.