El Domingo Mundial de la Propagación de la Fe, que se celebra en la Iglesia el día 19 de octubre, ha tomado como lema el siguiente: «Renace la alegría». Corresponde a la Exhortación Apostólica del Papa, Francisco, titulada: «La alegría del Evangelio». Las misiones católicas tienen como finalidad llevar a los pueblos paganos la noticia del Evangelio, que es fuente de alegría para los que la predican y para los que la escuchan y reciben.

Pero en este día se insiste también en la necesaria cooperación económica, que debemos realizar los cristianos, para aliviar las graves necesidades de los pueblos misionados, y, a la vez, promover una corriente de solidaridad con las iglesias y las comunidades más necesitadas.

La ayuda económica para los pueblos, que están siendo misionados, en estos momentos, no queda solo en una colaboración económica, sino, que en este caso, tiene una dimensión religiosa.

El Papa, Francisco, lo ha expresado en su Mensaje. Dice: «La contribución económica personal es signo de una oblación de sí mismos, en primer lugar al Señor, y luego a los hermanos, porque la propia ofrenda material se convierte en un instrumento de evangelización de la humanidad, que se construye sobre el amor» (Mensaje 5).

Este año, la Jornada Mundial de la Propagación de la Fe tiene una nota muy peculiar. Coincide la Jornada del Domund con la beatificación del Papa, Pablo VI. Precisamente, este Papa dio una gran importancia a las Obras Misionales Pontificias. Escribía en el año 1964: «La Jornada Mundial de las Misiones pone de relieve un llamamiento urgente: es la voz de los pueblos, que piden luz, verdad y gracia; es la voz de los hijos, que se eleva al Padre común».

La Iglesia, en este día, pide a Dios, en sus oraciones, que suscite muchas y fieles vocaciones para la misión, y también la cooperación económica para poder cubrir las necesidades pastorales de la Iglesia universal.