Los árboles en Alicante nos hablan, a través de la caída de ramas, de sufrimiento, de falta de agua y, sobre todo, de escasez de poda. Expertos de la Universidad así lo aseguran por mucho que a los responsables municipales les moleste. Es una gran desgracia que se puedan perder árboles que tanto ha costado mantener hasta ahora, así como sería un delito que una rama golpeara a un adulto o a un niño en los parques con juegos infantiles en los que hay frondoso arbolado. Hace una semana se rozó la tragedia en Calvo Sotelo con una rama de más de cuatro metros de longitud que cayó junto a un hombre y su nieto de dieciocho meses.

Supongo al Ayuntamiento de Alicante preocupado por lo que ocurre. Desde el pasado año están cayendo ramas de árboles a la calle, pero el problema se está agudizando, ya que en cuatro meses han caído siete de envergadura, dos en sólo un día. Es probable que haya más, pero no se ha hecho público. Teniendo en cuenta que en poblaciones próximas hay esplendorosos jardines con gran número de árboles y palmeras que no registran problema alguno y que sólo en Madrid se está produciendo este fenómeno y se admite que se debe a la falta de un adecuado mantenimiento de las zonas verdes, el Ayuntamiento debería apresurarse a tomar las medidas oportunas, cueste lo que cueste, para que podamos transitar con seguridad por las calles y jardines alicantinos.