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Gerardo Muñoz

1914 (II): La prensa alicantina

Hace un siglo se publicaban en la ciudad de Alicante doce periódicos. Dos de ellos nacieron en 1914: «Alicante Obrero» (1 abril) y «La Lealtad» (3 agosto). Los otros eran: «Diario de Alicante», «El Batallador», «El Correo», «Defensor de Alicante», «El Luchador», «El Noticiero», «El Periódico para Todos», «Heraldo de Alicante», «La Unión Democrática» y «La Voz de Alicante».

Cada uno tenía una tendencia política o social bien definida, por lo que menudeaban las pullas y burlas entre ellos. Algunos se definían en los subtítulos, como «Defensor de las sociedades obreras de Alicante» (Alicante Obrero), «Diario Liberal-Conservador» (El Correo), «Diario Republicano» (El Luchador), «Órgano Partido Conservador Maurista» (La Lealtad) o «Con censura eclesiástica» (La Voz de Alicante).

En sus cuatro páginas, además de las locales publicaban noticias nacionales e internacionales que les llegaban por medio de agencias. De las nacionales pondremos solo un ejemplo, por lo anecdótico: «Un lance de honor. Madrid: Ayer se batieron en las cercanías del Hipódromo el vicepresidente del Congreso señor Aparicio y el diputado señor Zumárraga. Originó el duelo un asunto político. Se cruzaron cinco disparos resultando ilesos los duelistas» (Diario de Alicante, 7 mayo).

Sufragistas

En cuanto a las internacionales, se publicaron noticias tan diversas como la muerte del papa Pío X y la elección de su sucesor, Benedicto XV, y la campaña que las sufragistas estaban llevando a cabo en Inglaterra. De esta última, mientras la mayoría de los diarios alicantinos se limitaron a copiar los despachos de agencias (en los que se hablaba de la violencia empleada por las manifestantes, con provocación de incendios y uso de bombas), aderezándolos algunos con insultos machistas de su propia cosecha, otros por el contrario se manifestaron claramente a favor del voto femenino y justificaron la campaña sufragista:

«Las estridencias y los excesos de las sufragistas inglesas han producido invariablemente en nuestro país la más airada chacota por parte de nuestros criticones machos (…). La verdad es que resulta algo nuevo y parece en cierto modo una lección para los hombres esa campaña todo energía y virilidad, llevada á cabo impertérritamente por grupos de débiles mujeres en defensa de derechos que los hombres gobernantes no quieren reconocer (…). La campaña de excesos que éstas están realizando hace ya años parece (…) consecuencia natural de esa excepción ilógica á que las ha condenado el hombre, soberbio y avasallador.

«Supongamos por un momento que esas mujeres fueran hombres á quienes la sociedad hubiera desconocido sus legítimos derechos á votar y á hacer las leyes; no hay duda que su protesta por violenta que fuese, nos parecería justificada por el solo hecho de tener por base otra violencia: la de toda una colectividad empeñada en mandar y en disponer á su antojo, con exclusión de la otra mitad social (…). Esas mujeres enérgicas, resueltas, revolucionarias, que se hacen prender, procesar y matar por un ideal, dan á los hombres, sumisos, obedientes, pusilánimes ante el privilegio y la injusticia, un hermoso ejemplo de virilidad y de rebeldía. Luchan por la igualdad de los sexos y por la igualdad de derechos, ya que se les exige la igualdad de deberes…» (La Unión Democrática, 31 enero).

Marruecos y México

Pero las dos noticias más frecuentes durante el primer semestre fueron las relacionadas con la guerra en Marruecos y la revolución mexicana.

Mientras «las aristocráticas damas de la Junta constituida en esta capital para recaudar fondos con destino al socorro de los soldados heridos y de las familias de los muertos en campaña siguen laborando» (Diario de Alicante, 22 enero), los socialistas y republicanos organizaban campañas (manifiestos, mítines…) contrarias a la guerra que, desde hacía años, venía sosteniendo el ejército español (90.000 soldados) en el protectorado marroquí. Aunque el conflicto no se hallaba en su momento más enconado, las noticias de muertos y heridos eran constantes. Y seguían yendo más reclutas alicantinos: «En el tren de las cuatro han salido esta tarde para Cartagena, donde embarcarán con rumbo a nuestras posesiones de Marruecos, doscientos treinta y dos reclutas de esta zona» (Diario de Alicante, 21 enero).

Casi a diario se publicaban también noticias sobre el conflicto armado que desangraba México desde hacía unos años. Gracias a ellas los alicantinos estuvieron puntualmente informados del desembarco yanqui en Veracruz, de la caída del general Huerta, de las victorias de las tropas rebeldes comandadas por los generales Carranza, Villa y Zapata… Pero lo que más preocupaba aquí era la expulsión de muchos de los españoles que vivían allí. Algunos fueron fusilados por los revolucionarios. «Todos los correos recibimos cartas de compatriotas que residen en Méjico; son cartas conmovedoras, que causan dolor é indignan, porque en ellas se ve cómo para nuestros gobernantes nada significan las vidas ni los intereses de los españoles que allí viven. Ser inglés, francés, alemán, etc.; en cualquier país, es ser fuerte, porque todas las naciones consideran como deber primordial defender á sus ciudadanos en tierras extrañas. Los Gobiernos españoles, en cambio, abandonan á sus compatriotas» (La Unión Democrática, 9 enero).

En el segundo semestre las noticias sobre Marruecos y México siguieron publicándose, pero más esporádicamente debido a que la atención se centraba principalmente en la guerra europea:

«Mientras España se preocupa de si los alemanes sufren ó no descalabros, nuestro bizarro ejército se está batiendo en Marruecos sin que nos fijemos en estos hechos de armas que son los que verdaderamente afectan á nuestros intereses» (El Noticiero, 16 septiembre).

«Los españoles, asombrados ante la gran tragedia de la guerra europea, de la que somos únicamente espectadores, hemos olvidado otra tragedia muy nuestra, muy íntima, de la que somos los protagonistas (…). Y mientras nos asombramos ante el pavoroso número de las víctimas de la gran batalla del Aisne, pasamos desapercibidos ante algún hogar español, en el cual una madre tal vez llore la muerte del hijo lejano. Esas lágrimas valen ahora mucho menos que los gestos heroicos de las mujeres francesas…» (El Luchador, 6 octubre).

Augurios funestos

Los libros de Historia señalan como detonante de la Primera Guerra Mundial el atentado en Sarajevo que acabó con las vidas de los archiduques austriacos (28 de julio), pero lo cierto es que desde bastante antes habían ido apareciendo indicios que hacían presagiar tan horrible conflicto bélico. Indicios que los alicantinos pudieron encontrar en las páginas de algunos periódicos durante el primer semestre del año. Y no nos referimos únicamente a las profecías de la famosa adivinadora francesa madame de Thebes, recogidas por «El Periódico para Todos» el 2 de enero, en las que acertaba al pronosticar, además de la muerte del Papa, el estallido de una guerra europea en la que Austria y Turquía se llevarían la peor parte (aunque también erraba al afirmar que «los Estados Balkánicos tendrán una era de paz»); sino a otros indicios mucho más serios, como el aparecido en «El Batallador» el 6 de abril. Este periódico alicantino se hacía eco de una noticia del londinense «Daily Telegraph» que, a su vez, reproducía un artículo del periódico alemán «Post» (órgano del llamado partido imperial), en el que se reclamaba el inicio de la guerra:

«…En la existencia de las naciones hay complicaciones y peligros que únicamente el sable puede resolver. En este momento las circunstancias son favorables: Francia no está preparada para batirse, Inglaterra está enredada con sus dificultades políticas interiores y coloniales. Rusia retrocede ante una guerra por temor á la revolución. ¿Deberemos esperar á que nuestros adversarios estén prontos para la lucha, ó nos conviene más aprovechar el momento favorable para tomar una decisión?

«Emprendamos la guerra y empecémosla por una ofensa determinada con pretexto de los asuntos de Marruecos, de la situación del general Von Liman ó de los asuntos del Asia Menor. El pretexto importa poco, porque no es ese el punto capital, de lo que se trata es de nuestro porvenir.

«Se dice que querrá asumir la responsabilidad de haber desencadenado la guerra Europea, pero creemos que por el contrario, nadie es capaz de asumir la responsabilidad de no declarar la guerra porque esa falta de determinación sería para Alemania el mayor de los infortunios».

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