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Juan José Millas

Plasticidad

Habría que buscar un pronombre nuevo entre el yo y el tú, una especie de semiyó, o de semitú que facilitara el tránsito entre nosotros y vosotros. Nosotros no somos vosotros por una carencia del lenguaje, porque el lenguaje se mueve entre la primera y la segunda persona como algunos individuos entre el blanco y el negro: dando por supuesto que no hay grises. Pero la zona existente entre tú y yo (o entre nosotros y vosotros) está repleta de pequeños yoes que se van degradando, en el buen sentido, para devenir, a partir de un punto, en tú. Y viceversa. No es más que un problema de transiciones, de estados intermedios que las fronteras lingüísticas o de otro tipo impiden estimar. Se precisan puentes verbales que los amantes intuyen cuando la compenetración entre ellos es tal que confunde los miembros propios con los del otro. Por eso mismo hay ideas del amado que aparecen en la cabeza de la amada. Y al revés.

Se lo digo a mi psicoanalista: No quiero ser yo, ni tú, ni él. Quiero ser un semiyó, un semitú y un semiél, de forma que cuando alguien me viera de lejos, en vez de decir a su acompañante «ahí está él», dijera «ahí está semiél». Ahí está semijuanjo, o se semimillás. A primera vista parece una devaluación, pero mirándolo bien es como conquistar un territorio nuevo. Siendo la mitad de yo, te queda la mitad de espacio para ser otra cosa al mismo tiempo.

-¿Y qué otra cosa le gustaría ser? -pregunta mi psicoanalista.

-Pues ahora mismo -respondí- la mitad de usted. Aunque para eso sería preciso que usted aceptara viajar al estado de semiusted.

No me pareció que estuviera muy dispuesta a esa invasión, o a ese intercambio, según se mire, de modo que continué hablando desde el yo y no desde el semiyó. Entonces, de súbito, apareció el subyó. El subyó estaba en el sótano, pero jamás le había abierto la puerta, de modo que la acabó destrozando él (subél) a patadas. Y se manifestó como una instancia poderosa, pese a la connotación de su prefijo (sub). Subyó, subtú, subél? He aquí tres hermosos pronombres desprovistos en apariencia de autoestima y por eso mismo enormemente plásticos.

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