Sólo complejos atávicos de la estricta educación a la que me sometió mi madre en la infancia me impiden afirmar que Manuel Llombart es un mentiroso. Como pertenezco a una generación que tenía prohibido decir mentiras la misma creo, por edad, que la del conseller de Sanidad, me molesta sobremanera que me engañen, máxime por parte de un cargo público que se supone está al servicio de los ciudadanos y que vive desde su nombramiento oficial a costa del erario público. Llombart presumió en la provincia de Alicante hace apenas quince días de que a mediados de septiembre todas las camas que se habían cerrado en los hospitales para ahorrar en verano se pondrían en funcionamiento. En Alicante, por lo menos, no. La mitad de las 200 que había cerradas en agosto siguen igual. Según la conselleria, porque no hacen falta. ¿En qué idílica Comunidad habitan los responsables de Sanidad? ¿Ignoran las listas de espera para operaciones precisamente por falta de camas? Llombart comprometió su palabra, pero, al parecer, ésta no vale nada.
