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Juan José Millas

Fumarse un puro

No sé si he entendido bien lo de la "cajetilla neutra de tabaco", a punto de inaugurarse en Francia para desalentar a los fumadores. Se trata, me parece, de que todos los paquetes sean iguales. Fracasadas las leyendas acerca de las terribles enfermedades que produce la nicotina, así como las fotos repugnantes de gargantas al rojo vivo o pulmones sanguinolentos, se opta ahora por un diseño homologado en donde no haya dibujos de camellos ni alardes tipográficos. Todas las cajetillas idénticas, todas igualadas, uniformadas, indistinguibles de sus competidoras. Suponemos que habrán encargado su diseño a alguien que no tenga idea de arte, a un feísta, si existiera esta profesión, que quizá sí. Estamos deseando verlas.

Ahora bien, esto del uniforme no siempre provoca rechazo. De hecho, la vestimenta militar, que suele ser horrible, levanta innumerables pasiones. En los hospitales, los enfermeros y enfermeras visten exactamente igual, pero el enfermo está deseando verlos aparecer por la puerta. Pasa lo mismo, no sé, con los azafatos y las azafatas. No digamos nada del alivio que siente uno cuando, perdido en la montaña, ve llegar el helicóptero de la Guardia Civil, que es también neutro y cuyo diseño no parece obra precisamente de Mariscal. No sabemos muy bien de dónde han sacado las autoridades francesas lo de que las cajetillas neutras pueden reducir el consumo. Durante una época, los preservativos eran idénticos, lo que no repercutía en sus cifras de ventas. Las llamadas "marcas blancas", siendo también neutrales, desaparecen de los supermercados a velocidades supersónicas.

Supongamos que lleváramos esta idea al alcohol. Que todas las botellas fueran gemelas. Que le costara a uno distinguir una de ginebra de una de ron. ¿Se curarían los alcohólicos? No es probable. Tampoco el hecho de que todas las fachadas de todos los bancos fueran calcadas unas de otras desanimaría a los atracadores. Significa que el Gobierno francés está intentando desviar la atención de otros problemas. Una maniobra de despiste, en fin, para tener a sus contribuyentes mentalmente ocupados mientras los ministros se fuman un puro.

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