Es hora de levantarse. Levantarnos juntos después de haber sido arrastrados al lodo de la vergüenza y la indecencia, por parte de aquellos que confundieron el poder y los votos con la impunidad y el saqueo, la ciudad, su espacio y sus ciudadanos, con el territorio para la especulación y el llenarse los bolsillos.

Todo cambió en esta ciudad en el pleno del 26 de abril de 2005 cuando el PP de Alperi y Castedo aprobó el PAI de Rabasa, junto una subida de sueldos de los concejales/as que hacía las votaciones todavía más nauseabundas. Pero no lo hicieron solos, a pesar de tener mayoría absoluta. EU votó en contra, pero el PSOE de Ángel Franco, Blas Bernal... levantaban la mano para reforzar la crisis permanente del socialismo alicantino que llega hasta nuestros días, incapaz de ser alternativa a nada y definido por sus incoherencias y su ADN autodestructivo.

El PSOE ha rectificado en sus planteamientos sobre Rabasa, bien es cierto, pero no ha castigado a los responsables de haberle llevado a la ruina política hasta que no ha habido más remedio. La ciudadanía valorará si ha llegado tarde su reacción, y si ésta es creíble.

Yo recuerdo el pleno al lado de Antoni Arques y los inicios del Stop Rabasa, que dieron paso a la creación de la PIC, con el impulso, entre otros, de Manuel Alcaraz. Hubo gente digna de esta ciudad que desde el primer día nos oponíamos a regalar la ciudad a los intereses privados del empresario con más imputaciones por casos de corrupción que conozco.

Muchas cosas han pasado desde entonces, pero el trazo grueso de esa decisión se mantuvo con la llegada de Castedo a la Alcaldía. La prioridad han seguido siempre los «amiguetes», frente una ciudad que se desangraba por sus desigualdades territoriales y sociales, sin respuestas y sin dinero para responder a las crisis que nos asfixian y olvidando por completo el papel de ser gobierno como instrumento de ordenar, equilibrar y definir un proyecto colectivo de ciudad. La corrupción ha abonado el paso a un modelo de no-ciudad basado en la especulación más cortoplacista, y esto tiene consecuencias directas en las formas concretas de la crisis en Alacant. Nos ha conducido a más paro y más pobreza. El mismo modelo, la corrupción ligada a la especulación, que en estos momentos mueve el discurso de la nueva extorsión a la ciudad que se pretende practicar con la llegada de IKEA y el mega centro comercial adosado.

Todo esto es importante recordarlo para saber cómo hemos llegado hasta aquí. No podemos dejar de poner nuestra voz en el clamor del #CastedoDimisión, del #CastedoNiUnDiaMés. Y lo hacemos con la cabeza bien alta, porque nunca hemos cambiado de bando, porque incluso en los momentos más propicios para mirar hacia otro lado, denunciamos la barbaridad de regalar la ciudad a un empresario para que se convirtiera en el amo de las concesiones municipales y del suelo de Alacant.

Pero repitiéndolo no saldremos del pozo. Hay que imaginar otro futuro posible. Otra ciudad posible. Toca levantarse. No les pedimos que nos devuelvan la ciudad. No esperamos ya nada de ellos. La vamos a conseguir nosotros. La mayoría. Ya han perdido. Sí, repito, ya han perdido. Pero no es suficiente, hay que ganar la confianza de la mayoría social. Para ello vamos a seguir con nuestras denuncias para desterrar y limpiar sus inmundicias y explicando nuestras propuestas para sentar las bases de un proyecto de cambio con una nueva forma de gobernar y proyectando lo que queremos ser en el futuro.

Ya no me interesa leer nuevas grabaciones, ya tengo de sobra. Ahora lo que me interesa es hablar sobre lo que podemos hacer y cómo lo vamos a hacer. Por eso desde Compromís per Alacant estamos elaborando nuestra propuesta para un gobierno del cambio en nuestra ciudad. Con una diagnosis clara de la situación que tenemos y señalando los ejes prioritarios de la agenda del cambio, del gobierno del cambio. Abiertos a cooperar con la sociedad civil y con la ciudadanía para generar nuevas mayorías.

Estamos construyendo el cambio, y nos apartamos de la resignación y el fatalismo. No estamos condenados por ninguna ley a soportar gobiernos inútiles y corruptos. Vamos a apartar a aquellos que nos han llevado hasta aquí, vamos a levantarnos y a combatir la desesperanza y la narcotización ciudadana. Escuchemos a la gente y seamos capaces de convencerlos que las cosas pueden ir a mejor. Que han de ser protagonistas del cambio. Que los retos y los obstáculos no van a ser menores, pero que el mayor de todos es no convencernos de que es posible. Es hora de levantarse y no dar ni un paso atrás ni para coger impulso.