Pepe Sacristán acaba de cumplir 77 años. Trabajando. Lo que rejuvenece considerablemente. Sacristán vive un momento dulce. Posee la virtud de convertir en terapéutica su vocación, que le apasiona. Tras recoger una serie de premios importantes dedicados a toda su carrera, ahora vuelve a sembrar. Cada tarde, en el Teatro Español, aporta poso y solemnidad a El loco de los balcones, en buena medida y gracias a él, uno de los montajes imprescindibles de la temporada. Y el jueves viajó unas horas a San Sebastián para presentar ante los medios Magical girl, la película relevación de la temporada, de Carlos Vermut.
Sacristán dio cuenta de todo ello en Atención obras, donde acudió como padrino de la presente temporada, la tercera del ciclo. Cayetana Guillén Cuervo coqueteó con él, bromeó acerca de la capacidad de seducción que ejerce con su imponente tono de voz, pero entre bromas y veras hubo lugar para establecer un diálogo inteligente e hincar el diente a la materia, al cine, al teatro, a las artes escénicas.
Nada de eso hay en El hormiguero, a donde los artistas cumplen religiosamente con el peaje de la promoción sin tener la más mínima ocasión de entrar en materia, más allá del chiste grueso y del chascarrillo. Por increíble que parezca, desde que cerró Lo + plus los artistas y creativos se han quedado sin plató donde promocionar, con un mínimo de dignidad, sus obras.
De ahí que haya que mimar y reverenciar Atención obras (por el que junto a Sacristán han pasado Rafael Álvarez «El Brujo» y Juanjo Artero) como a una especie protegida en peligro de extinción. Si en unos meses, a su hora habitual, se emitiesen partidos de baloncesto, quedaríamos bien retratados todos. Y podríamos constatar cómo, de tan banales que nos hemos vuelto, realmente tenemos lo que nos merecemos.
