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Jorge Fauró

De cintura hacia abajo

Se habrán dado cuenta ya de que este Gobierno está obsesionado por administrarnos la vida de cintura para abajo. O nos toca el bolsillo o lo hace unos centímetros más a ambos lados de donde escondemos las manos en el pantalón. Durante la última semana, ha congelado los sueldos de los funcionarios por quinto año consecutivo y retirado la ley del aborto. El resto del cuerpo parece darle lo mismo. Bolsillo y entrepierna constituyen los ejes de un gobierno que ha acabado revolcándose en el fango con uno de sus aliados fundamentales, la Conferencia Episcopal, en la cruzada que cada vez que llega el PP al poder mantiene contra las pequeñas economías domésticas y los derechos de las mujeres.

Lean, si no, a la alcaldesa de Zamora, miembro del Partido Popular y licenciada en Medicina. Sí, en Medicina: «Como se dice científicamente, todo óvulo que no concibe es un aborto. Es decir, cualquier menstruación de una mujer es un aborto incipiente, es un óvulo que no ha prendido, eso es un aborto». Mientras tanto, en otra dimensión imaginaria del disparate, el obispo de Alcalá, que me cuentan fue en otro tiempo un simpático cura de Cocentaina, ha arremetido contra el Ejecutivo, a cuenta de la ley del aborto, con el argumento de que Rajoy está «infectado» por el lobby homosexual. Un lobby contra otro lobby. Olvida el siervo de Dios el recurso al Constitucional del Partido Popular contra la legislación de los matrimonios homosexuales. Esta animadversión machacona del tea party español contra lo que acontece en nuestra entrepierna va más allá de la anonadación que nos produce el discurso de la edil zamorana o la cara de «¿perdona?» que nos dejan las palabras de monseñor Juan Antonio Reig Pla.

Lo peor es que van en serio. Desde que Rajoy está en el Gobierno no ha hecho otra cosa que laminar la economía de los ciudadanos y amenazar con dejar nuestros derechos a niveles de los inicios de la democracia, como si sus administrados no existiéramos de cintura para arriba.

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