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Feo a Casillas

A Casillas le caen de todos los lados. No le falta ni el fuego amigo, que a veces es el más peligroso. Como muestra, el acto de reconocimiento que le brindó el Madrid al cumplirse 15 años de su permanencia en la primera plantilla del club. Bien por el detalle y mal, muy mal, por las formas. A Casillas se le entregó una reproducción de La Cibeles, tan emblemática como reflejo de los éxitos del equipo, claramente a escondidas, y dejando constancia del acto con una imagen tipo foto-matón que pasa a la antología del disparate futbolístico.

Casillas tiene la negra en su club. Desde que cayó en desgracia con Mourinho el mejor portero de la historia del Madrid de largo no para de ser el saco de los golpes. Pierde la titularidad con el portugués, sólo la recupera a medias con su sucesor, Carlo Ancelotti, y esta temporada es abucheado como ningún otro jugador del equipo. Hasta se le culpa de errores que no comete, como en goles del Atlético de Madrid en la Supercopa y la Liga.

Cuando el club tiene la oportunidad de echarle un capote, a través de un obsequio para dejar constancia de su formidable trayectoria en el tiempo -a ver cuántos jugadores son capaces de estar nada menos que tres lustros en un mismo equipo, y más en estos tiempos- Florentino Pérez se achanta y lo resuelve a la trágala en lo que constituye una chapuza más de la que es víctima tan ilustre futbolista. El mismo Casillas se quedó asombrado cuando se le dirige el presidente del Madrid al final del partido de Liga de Campeones con el Basilea el pasado martes, según cuentan testigos del hecho. En el vestuario, a medio vestir, con la taquilla personal de Casillas y la máquina de refrescos como decorado.

Vale que no pudiese hacerse en el campo porque no es fácil que la UEFA dé el visto bueno a un acto de este tipo en un partido de las competiciones que organiza, y tiene un pase también que dado el clima de crispación que se vive en el campo madridista con Casillas se opte por la discreción. No es la primera vez que el Madrid entrega un detalle de este tipo a un futbolista. Justo hace un año lo recibió Cristiano Ronaldo, con motivo de su renovación. El acto fue entonces en zona noble, en el palco del Bernabéu. Si Casillas no es merecedor como mínimo de una puesta en escena como la del portugués es que algo muy gordo falla en este Madrid. Además, sin que saliese ni una palabra de ánimo, de apoyo en un momento tan difícil para el futbolista, que aguanta lo que le echen sin un mal gesto ni una palabra altisonante. Y es que ahí queda cómo reaccionó a las críticas de los aficionados. «Me siento culpable, hay que trabajar más» dijo, comiéndose los errores de otros en un ejemplo más de la caballerosidad que le caracteriza, que tanto le falta a otros.

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