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Francisco Esquivel

La maldición

La vice del Gobierno ha estado en Roma a fin de reiterar al Vaticano la invitación para que venga el Papa. A pesar de la experiencia adquirida a raíz del viaje del pontífice anterior, Soraya no incluyó a Cotino en el séquito. Para mí, que era de esperar. Es más, en caso de que el Papa Francisco se decida, no sé qué me da que, por muy destacadas que se crean en el escalafón y por mucho carné democristiano que enarbolen, determinadas personas quedarán fuera de foco aprovechando que Canal 9 no da la impresión de que lo fuera a televisar.

El Gobierno no deja de insistir para que el Obispo de Roma y de San Lorenzo de Almagro se desplace con motivo de la celebración del Quinto Centenario del nacimiento de Teresa de Ávila. Desde octubre, el calendario de actos para conmemorarlo discurrirá a lo largo de doce meses quedando en medio el 28 de marzo, día en que nació la santa. Si se tiene en cuenta que en mayo hay votaciones, es posible que el pepé sueñe con acercar la visita lo máximo posible por si la reforma electoral no cuela.

Las consecuencias de que la muchachada de Gürtel manoseara la presencia de Ratzinger en su día no sé si, aparte de consecuencias procesales por dilucidar, ha instaurado una maldición en la Comunitat. La pobre está hecha trizas y, sin embargo, a Fabra le sale cada día un propio para optar a pilotarla en su lugar. Si la situación llega a ser boyante, da la impresión de que habrían intentado dejarlo al frente de las operaciones... del aeropuerto de Castellón. Hasta Mariano tontea con Rita. Con Castedo ni se le ocurre. Además se ha escondido. Igual ha hecho voto de silencio por si puntúa. Y eso que, según los organizadores, no quieren que el Centenario sea una «celebración arqueológica, sino un tiempo de renovación y reactivación espiritual». En ciertos casos, va a costarles Dios y ayuda.

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