No sé si me han causado más estupor las palabras de Fabra sobre los problemillas de conducta de la diputada Elisa Díaz («No creo que una galleta sea causa para no ir en las listas») o el exabrupto del secretario general de los socialistas de Alicante, al pedir prisión provisional para Sonia Castedo. En lo relativo a lo primero, el jefe del Consell se refiere al asunto que implica a la hija de Alperi en la supuesta agresión a una ciudadana, y cuando dice «galleta» no está hablando de una Oreo, sino de lo que viene siendo una hostia en todo lo alto. Déjenlo pasar, porque lo de Gabriel Echávarri es todavía peor, porque a su condición de aspirante a alcalde une la de abogado, defensor, por tanto, de la justicia universal y el Estado de Derecho. Castedo no es Bárcenas, pero Echávarri está muy lejos de ser Perry Mason y, sobre todo, del alcalde que esta ciudad necesita.