Cuando hace poco más de un año, la Troika (FMI, BCE y Comisión Europea) aplicó durísimas medidas de austeridad a Grecia, que incluían la posibilidad de privatización del Partenón, la cuna de la idea de democracia, Günter Grass, el gran novelista y Premio Nobel, publicó un bello poema titulado «La vergüenza de Europa», que causó enorme revuelo en Alemania. Algunos versos se reproducen a continuación:

«-Próximo al caos, por no ajustarse al mercado, estás lejos de la tierra que fue tu cuna.

-Lo que buscaste con el alma y te sirvió, lo descartas ahora valorándolo como chatarra.

-Puesto en la picota como deudor desnudo, padece un país al que era común reconocer gratitud.

-¡Bebe de una vez, bebe! Grita la claque de los comisarios, pero Sócrates te devuelve furioso el vaso lleno hasta el borde.

-En coro maldecirán los Dioses, cuyo Olimpo expropiar exiges, lo que te es propio.

-Sin alma te marchitarás, sin el país cuyo espíritu a ti, Europa, te concibió».

Se enfrentan aquí dos visiones, dos filosofías y dos Premios Nobel, Günter Grass y la propia Unión Europea, que también fue galardonada en 2012 con el de la Paz, aunque la gente se pregunte si ésta última lo merecía, cuando ofrece una imagen tan poco convincente.

Lo que Europa debe a Grecia -que obviamente, como país, tiene que hacer esfuerzos reformistas y construir una administración fiable- es mucho más de lo que Grecia debe a Europa, es decir, a sus principales bancos. Y lo mismo se puede decir de España y de otros países del Sur. Como destaca el poema, el deudor ha sido expuesto en la picota -para general escarmiento- y los hombres de negro le fuerzan a que apure la copa de cicuta.

Debe constatarse que la Economía Política ha fracasado estrepitosamente ante la mayor crisis desde que la UE comenzó su andadura. Los múltiples conflictos y posibilidades, y el gran proyecto que Europa supone, han sido reducidos a un esquema brutal que divide y somete a los deudores desnudos a la voluntad de los acreedores (la banca excesiva y fallida), mientras la Alemania de Merkel se limita a dejar hacer y «salir del paso» con el fin de sacar su Euro a flote. Pero ni esto será posible si no cambia el rumbo.

Tan importante es el Euro y la Unión Monetaria como la solidaridad con los países que padecen la crisis más devastadora que se recuerda desde que el proyecto europeo comenzó su andadura. Para su vergüenza, Europa ha dejado caer a millones y millones de desempleados, buena parte de ellos en España. Porque por importante que sea el desarrollo económico, sólo puede entenderse en sentido instrumental, al servicio de una Europa como comunidad de valores.

«Próximo al caos -dice G. Grass-, por no ajustarte al mercado, estás lejos de la tierra que fue tu cuna». Se trata de que los mercados se sometan a la democracia, de mercados conformes con la democracia y no de una democracia conforme con los mercados. Éste y no otro es el camino.