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Javier Llopis

Ruptura de pacto con freno y marcha atrás

El ciudadano de a pie, no iniciado en los extraños códigos de la política, tiende a creer que las cosas son más normales; considera que los dirigentes de dos partidos que gestionan desde un pacto el gobierno de una ciudad de 60.000 habitantes se hablan entre ellos e incluso se reúnen con cierta asiduidad para negociar posturas comunes sobre los asuntos importantes. La realidad acaba de demostrarnos a todos los alcoyanos que las cosas no son así, que las relaciones entre políticos pertenecen a un universo marciano en el que muy poco actos responden a los criterios de la lógica o de las convenciones sociales. La rocambolesca historia del PSOE y la Canal es una perfecta expresión de este estado de cosas, una demostración palpable de que en el seno del bipartito alcoyano no hay confianza, existe un notable déficit de lealtad y prácticamente ha desaparecido todo asomo de comunicación.

Sin encomendarse ni a Dios ni a su socio Paco Agulló, el alcalde Toni Francés sale la semana pasada con unas declaraciones en las que anuncia que su partido no hará nada para paralizar el plan industrial de La Española en la Canal. Aunque se trata de un asunto de primer rango, considerado estratégico para el futuro de la ciudad, Esquerra Unida se entera de la noticia por la prensa; acto seguido estalla en indignación y anuncia que si no hay un radical cambio de postura por parte de los socialistas, abandonará el pacto de gobierno y dejará a Francés solo con sus siete concejales. Pasan los días entre comentarios y rumores, alguien ve la luz y el primer edil anuncia que todo ha sido una desafortunada confusión y que su partido sigue rechazando la ubicación del proyecto de la firma aceitunera y que sigue dispuesto a mover cielo y tierra para frenarlo. El gobierno de coalición queda bastante magullado por la tarascada; pero de momento, se mantiene. A la hora de analizar las causas del sobresalto provocado por el PSOE, hay que descartar en principio la versión oficial, que atribuye la polémica a un malentendido. Las razones son obvias: en el comunicado que dio lugar a conflicto, a Toni Francés se le entendía todo. Hay que buscar las explicaciones de esta rectificación por otros derroteros. Podríamos estar ante el clásico globo sonda, con el que los socialistas han querido pulsar la reacción de sus socios de gobierno. El cambio de posición de Francés también podría deberse a una intervención de la dirección del partido en Valencia, partidaria de mantener el pacto de Alcoy a toda costa, ya que en el entendimiento de la izquierda será uno de los temas centrales de la próxima campaña autonómica. Tampoco conviene desechar la posibilidad de que estemos ante un mero lapsus de torpeza, provocado por el permanente estado de ambigüedad y de imposible equidistancia con el que el PSOE alcoyano está tratando desde siempre el tema de La Española.

Al margen de cuáles sean las causas reales de este follón, el errático comportamiento esgrimido por la Alcaldía ha logrado marear a todo el mundo: a sus irritados compañeros de coalición, a los defensores del plan industrial de la Canal, a los detractores del proyecto, a los que no tienen una posición definida y también a la propia empresa aceitunera, que a estas alturas todavía no tiene clara la doctrina oficial de las personas que gobiernan el Ayuntamiento. La situación ha llegado a tal punto, que hasta el mismísimo Fernando Pastor se ha ofrecido a echarle una mano al PSOE para salir del atolladero, en un gesto «altruista», que le añade un poco más de sal a la herida.

Esta extraña maniobra política con freno y marcha atrás ha vuelto a poner de relieve la fragilidad de los cimientos sobre los que se asienta el pacto municipal. Entre la ciudadanía crece la sensación de que el acuerdo PSOE/EU puede saltar por los aires en cualquier momento y por cualquier motivo. El electorado de izquierdas cuenta las semanas que faltan hasta las próximas elecciones y hace rogativas para que no vuelvan a producirse situaciones como los que nos han ocupado en la última semana.

No se sabe si algún día La Española convertirá en realidad su proyecto para la Canal. De momento, lo único que está claro es que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana utilizará el pacto de izquierdas de Alcoy como uno de los principales instrumentos para meterles miedo a los electores ante la llegada de un tripartito a la Generalitat.

Muy a su pesar, esta ciudad va a ser una de las estrellas de la próxima campaña electoral.

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