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Rosa Carrizosa

El banquero la eligió a ella

Con toda la falta de rigor y de análisis económico que se pueda concluir, el ascenso de Ana Patricia Botín a la presidencia del primer banco español y uno de los diez más importantes del mundo (Banco Santander), me merece un sonoro aplauso. Y más que se haya impuesto, pese a la oposición de los grandes accionistas institucionales, del Banco de España y del Banco Central Europeo (BCE). Cierto es que su padre lo dejó atado y bien atado. Emilio Botín, fallecido el miércoles, diseñó el protocolo de sucesión hace años y la señaló a ella.

Lógicas son las dudas que han asaltado sobre la futura evolución de la gran entidad gestionada, ahora, por esta mujer, pese a que no es novata en el oficio. Su padre le enseñó e introdujo hace muchos años en los vericuetos del mundo financiero. Era su mano derecha y ha sido responsable de grandes divisiones o filiales del grupo. Pero también es cierto que para Ana Patricia Botín ha llegado la hora de la verdad y tiene que demostrar su capacidad. Además, probablemente, no tenga ese carácter o impronta que muchos han definido como «peculiar» que tenía su padre, quien siempre se mostraba cercano y directo en el trato, sin ambages.

Pero, quizá, la hija tenga otro carácter igualmente válido para esa selva de depredadores que imaginamos debe ser el mundo de las finanzas. Esperemos. Lejos del sesudo análisis de los expertos, pienso yo que si el banquero más importante de España apostaba por su hija -que tiene hermanos varones- para tomar las riendas de la entidad, que ha sido su preocupación durante toda su vida y que a un banco provincial y familiar llegó a elevarlo al «top ten» mundial, no sería para que lo llevara a la deriva. ¿No? El nombre de la familia Botín lleva generaciones ligado al Banco Santander. Aunque ahora su participación es más minoritaria -frente al accionariado institucional- que en décadas pasadas, sus proyectos, propuestas y directrices tienen gran peso en el seno de la entidad. ¿Se oponen los grandes accionistas a esa impronta del clan familiar? ¿Hay demasiados «botines» en el consejo?¿O son otras las razones?

Sin poder aventurar el futuro sentido de su trayectoria, Ana Patricia Botín es ahora la mujer más poderosa de España. Ya era hora. Que cunda el ejemplo.

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