El pasado día 5 se inauguró, en el Centro Municipal de las Artes de Alicante, la primera exposición de un proyecto internacional de arte contemporáneo que pretende establecer un puente de hermanamiento cultural entre la ciudad de Alicante y los distintos países del Mediterráneo. La muestra, organizada por el Col.lectiu Mediterrani, presenta tanto obras de los seis artistas alicantinos fundadores del colectivo (Adriano Carrillo, Conchi Romero, Jaume Marzal, Javier Pastor, Juan Aís y Juanjo Hernández), como de seis artistas invitados, provenientes de distintos países mediterráneos (Dia Alhamwi, de Siria; Idalina Dionisio, de Portugal; Matug Aborawi, de Libia; Meryem Tomak, de Turquía; Nina Todorovic, de Serbia y Semhane Khelil, de Argelia). La idea inicial pretende que el encuentro tenga un carácter bienal y que pueda viajar, a través de los contactos establecidos, a alguno de los países participantes. El presidente de la asociación organizadora, Javier Pastor, explicaba estos objetivos del modo más sucinto: «Dar a conocer nuestros respectivos trabajos, llevando un mensaje de paz y convivencia intercultural a los distintos países de la cuenca mediterránea, podría ser una forma de sintetizar los objetivos del colectivo»

El proyecto presenta además objetivos más ambiciosos, como la posibilidad de crear y consolidar un Encuentro Internacional de Arte Mediterráneo en la ciudad de Alicante, con carácter bienal. Esta exposición es tan sólo la primera piedra de dicho proyecto.

Alicante no es sólo una ciudad con vocación y tradición mediterránea, sino también con numerosas infraestructuras dedicadas al arte contemporáneo, el Mubag, el MACA y el Museo de la Universidad, además de espacios de exposiciones temporales, como La Lonja, las Cigarreras, el castillo de Santa Bárbara y el Centro Municipal de las Artes, lo que sin duda la convierte en una ciudad idónea para un proyecto ambicioso de estas características, en el que el arte sirva como medio y como puente para el acercamiento cultural. El Mediterráneo no solamente separa, sino que también reúne a los pueblos que se encuentran en sus orillas. Los ha unido históricamente, creando y haciendo posible la civilización occidental. Hermanarse en torno al arte y la cultura contemporánea permite además romper prejuicios y tópicos con respecto a las culturas de la otra orilla.

Las obras presentadas, fundamentalmente pintura, escultura y fotografía, tratan de acercarse a este objetivo, pensando tanto los temas de la cultura común, el arte, la luz, el paisaje y el color, como los puentes de un posible acercamiento. La idea es la de no ceñirse sin embargo única y exclusivamente a las artes plásticas, sino, como de hecho se pudo comprobar el día de la inauguración, abrirse también a las otras manifestaciones culturales, como la música, la danza y la poesía.

La exposición presenta además el aliciente de contar con la participación de diversos artistas contemporáneos de países árabes, cuya obra es menos conocida entre nosotros. Sin duda, a pesar de la situación convulsa de estos países (Siria, Libia, Egipto o Argelia), la obra que estos artistas presentan parece más bien una llamada a la esperanza.