La economía real, aquella que afecta e incide en las personas, ha vuelto a dar la espalda al presidente Rajoy y a los palmeros del PP. Durante los últimos meses los miembros del Partido Popular habían proclamado a diestro y siniestro lo bien que funcionaba su reforma laboral y sus recortes sociales. Pues bien, se acaba de conocer el dato de paro registrado del mes de agosto y por desgracia éste ha sido un dato malo ya que ha vuelto a poner las cosas en su sitio; hay más parados apuntados en los servicios públicos de empleo y menos afiliados a la Seguridad Social. Señor Rajoy, en materia de empleo España no es ejemplo para ningún otro país. Hay 8.070 nuevos parados y 97.582 afiliaciones menos a la Seguridad social. Estos datos evidencian que nuestro país depende de la estacionalidad del sector turístico, y cuando se acaba la época de mayor auge turístico las filas del desempleo aumentan. Es evidente que con el PP hay menos médicos, menos profesores, menos investigadores pero hay más camareros y en peores condiciones salariales. Y lo digo con mucho respeto hacia estos últimos.

Y qué decir de la provincia de Alicante. Es denigrante y desesperanzador observar que más del 40 por ciento del total de los nuevos parados que hay en toda España se han «fabricado» aquí, en nuestra provincia; concretamente 3.344 desempleados han engrosado, durante agosto, las cifras de los servicios públicos de empleo. La mayor fuente de ingreso y de riqueza de nuestra provincia la generan los turistas nacionales y extranjeros, y por tanto la falta o caída de la demanda o la ausencia de otras alternativas productivas nos llevan irremediablemente a un aumento del paro. Al gobierno de la Nación si me gustaría hacerle varias preguntas: ¿Por qué no se persigue la economía sumergida que existe por toda la geografía española? ¿Por qué no se persigue a esos empresarios que mantienen trabajadores sin contratos y cobrando de manera irregular? Ahí lo dejo.

Pues bien, si malos son los datos globales del paro en nuestro país los relativos a nuestros jóvenes son aún peores. También hemos conocido los últimos datos de paro juvenil facilitados por la Oficina Estadística de la Unión Europea y son demoledores para España. Mientras la tasa de desempleo juvenil en la UE (Unión Europea) se sitúa en el 21,6 por ciento, en nuestro país está en el 53,8 por ciento. España es el país con mayor número de jóvenes parados de toda la Unión Europea, incluso por detrás de Grecia. Que haya más del 50 por ciento de nuestros jóvenes parados o en búsqueda de su primer empleo es vergonzoso. Recordemos que cuando Rajoy llegó a presidente del Gobierno estaba en un 43 por ciento; es decir, con el PP ha subido el paro juvenil un 10 por ciento en poco más de dos años. Y aquí nadie se rasga las vestiduras, ni nadie desde el gobierno popular hace ninguna mención a este desastroso dato. No me equivocaría al manifestar que esta tasa de paro podría sería aún mayor si los jóvenes que han emigrado, movilidad exterior según la ministra de Empleo, no hubieran tenido la valentía de buscarse una salida fuera de nuestro país. Pero que nadie tenga la más minina duda: el alto paro juvenil se produce por la reforma laboral aprobada por Rajoy y los suyos. Y los que encuentran algo de empleo lo hacen en unas condiciones de precariedad y cuasi «esclavitud» que daña la propia dignidad humana. Este gobierno ha sacrificado a toda una generación de jóvenes que están sin un futuro laboral y sin un planteamiento de vida; como también ha castigado a hombres y mujeres que con 50 o más años son despedidos de las empresas y tienen dificultades para buscar un nuevo empleo.

Nuestro gobierno, junto con la Unión Europea, debería cambiar su política económica y su política de austeridad. El empleo sólo se creará junto a un crecimiento económico sostenido en el tiempo y con políticas de reactivación de nuestra economía y políticas activas de empleo. Y como ha dicho la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) la bajada de salarios no mejora la competitividad y es contraproducente porque agrava el riesgo de pobreza. Y aquí, señor Rajoy, la demanda interna y el consumo no despega. No hay ni brotes verdes ni raíces vigorosas.