Sobre las ocho y media de la mañana del domingo en medio de una calle cerca de la feria de Málaga, la policía observa a una joven de unos 20 años, llorando, desorientada y balbuciendo que cuando salía de su trabajo a altas horas de la madrugada, cinco jóvenes de etnia gitana la habían violado, grabando la violación y robado su bolso y móvil. Llevada al hospital el médico forense certifica que ha sufrido un desgarro vaginal (rotura del himen o de desfloración), otros hablan de desgarro anal al que tuvieron que darle puntos. Los jóvenes de 16 a 23 años dicen que los actos sexuales se realizaron con consentimiento de la joven. Mostrado el video de duración de un minuto no aparece que la joven forcejeara, y comparecen voluntariamente cinco testigos, todos ellos feriantes, declarando que la chica estaba con ellos amigablemente y en su «salsa», incluso llegó a decir uno de ellos que entre puestos de la feria vio que realizaban los actos sexuales y no parecía que la joven fuera forzada. Con estas declaraciones y pruebas, la juez, primero los pone en libertad con cargos, y a los dos días dicta resolución de archivo, el fiscal no pidió la prisión provisional, y el abogado tampoco piensa recurrir el auto de archivo.

O sea, a la salida de su trabajo la joven encuentra a cinco jovenzuelos y les consiente en realizar actos sexuales, cuando el primero la penetra desgarrándola vaginalmente o analmente, para que fuera consentido le tiene que decir a otro de ellos: «Consiento en que tú también lo hagas que me ha gustado sangrar». ¡Ah! y los otros pueden grabar esto porque es muy divertido. No está probado, pero pudo decir -mirad os regalo el bolso (que contenía 35 euros ganados con su trabajo) y el móvil porque habéis sido muy machotes-.

Públicamente a cara destapada los tres jóvenes mayores dicen que han atentado a su honor que la van a acusar de una denuncia falsa, que es mentira todo lo que dijo, que sólo fueron dos y no cinco, y como a la salida del juzgado había muchas personas que los vitoreaban y aplaudían como héroes, que les daban las gracias por defenderlos.

¿Cómo es posible que la juez archivara la causa a los tres días de abrir las diligencias, que el fiscal y el abogado de oficio de la chica no pidieran la prisión provisional y recurrieran el auto de archivo? Con relación al abogado su actitud es completamente incomprensible, ya que si creyó que no hubo delito y que fueran consentidas las relaciones, no debió de seguir en la defensa y darle el asunto a otro abogado para que, como mínimo, recurriera el auto de archivo. Con relación a la juez y al fiscal, pueden existir dos razones. En primer lugar, que no estudiaran suficientemente los dictámenes y escritos de criminólogos en un asunto tan delicado y grave como el presente. En las violaciones de grupo, siempre aparecen contradicciones de la víctima, debido al estado emocional de vergüenza y de terror que ha sufrido, decir que fueron los cinco los que le violaron y parece que sólo fueron dos, es lógico porque en la intimidación eran los cinco y conforme la propia jurisprudencia aparte de los autores materiales en la violación están los coautores o cómplices necesarios para cometerla, ya que anima el grupo a realizar estos actos tan bestiales. La declaración de testigos, pruebas de vídeo o fotos y que no parezca que fue forzada no supone que los actos fueran consentidos ya que los psicólogos, incluso la policía recomiendan en una agresión sexual y principalmente si se realiza por grupos que no se defiendan con fuerza pues podrían tener peores consecuencias. Una relación de amistad o de juerga puede convertirse en una agresión, desde el momento que la mujer se niega a ser tocada o penetrada, cualquiera que fuera la actuación anterior. Se trata de un caso claro de violación en grupo por todas las características relatadas anteriormente, no puso ella una denuncia porque se arrepintiera del acto que había realizado, ella estaba paralizada por la vergüenza y el terror ante el grupo de los cinco energúmenos, que estaba llorando, desorientada, en estado de shock y balbuceando. Se encontraba sin bolso ni móvil, porque en este tipo de violaciones de grupos generalmente hay una vejación especial a la víctima, como este caso de grabarla y robarle sus pertenencias. Hay muchos estudios que indican que esta situación de la joven es típica de quien ha sido violada. Recomiendo a la jueza María Luisa Cienfuegos (que por cierto recibió el premio limón a la «peor» juez de Málaga de manos de la Agrupación de Abogados Jóvenes del Colegio de Abogados de Málaga) que vea la película «Acusados», interpretada por Jodie Foster.

La segunda razón puede ser por el sustrato de machismo que existe en esta sociedad. Dice el machismo: se las están buscando ellas, con sus minifaldas, pantalones bragas y libertades. Claro, luego se arrepienten de lo que han provocado y pasa lo que pasa, que ponen denuncias falsas. Aunque las denuncias falsas por agresiones sexuales son del 0,01 por ciento según el Consejo del Poder Judicial, el energúmeno del alcalde de Valladolid dice «a veces me da reparo entrar en el ascensor con una chica con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda y sale gritando que le han intentado agredir». Y no se le ocurre que igualmente le puede ocurrir con un hombre que se desabrocha la bragueta y salga corriendo gritando que el alcalde le quería hacer una felación. Y el alcalde de Málaga, con motivo de la denuncia que comentamos, dijo que «hay más de mil violaciones al año en España y no vayamos a crear ahora la imagen de que Málaga es un espacio inseguro». La joven está sufriendo un grave trauma que puede durarle toda la vida, unas depresiones de caballo, con el peligro de suicidio. Y todo porque tuvo relaciones sexuales múltiples «consentidas». Ese «consentimiento es una mierda», como dijo Cristina Almeida en una reciente entrevista televisada. Es repugnante y da asco cómo se ha conducido judicialmente esta «violación consentida». Creíamos que estas impunidades de violaciones colectivas solo pasaban en Egipto y la India.