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A vueltas

DURA LEX

No debería sorprender que el clan Pujol esté intentando eludir la cárcel y la incautación de su fortuna laboriosamente acumulada durante treinta años de patriotismo con barretina mediante el ardid jurídico más obvio de cualquier sistema garantista: las pruebas obtenidas ilícitamente son nulas y por lo tanto carecen de validez. Y como buena parte de la investigación sobre esta sociedad familiar arranca de los datos financieros obtenidos en Andorra y en aquel bendito principado la revelación de secretos bancarios constituye un delito infinitamente más grave que el parricidio múltiple, los abogados del clan se han atornillado a la inevitable paradoja de que una norma pensada para anular por ejemplo las confesiones obtenidas mediante tortura se haya convertido en la práctica en una triquiñuela para premiar al delincuente y castigar a quien lo denuncia, en este caso un empleado con acceso a las cuentas. En cualquier caso, qué manera tan ridículamente zafia de añadir bochorno al lodo.

ELLAS BAILAN SOLAS

El lobby feminista se ha escandalizado por unas recomendaciones del Ministerio del Interior para prevenir agresiones sexuales. El ministerio recomienda a las mujeres que eviten los descampados a determinadas horas, recelen de varones de aspecto ambiguo, procuren ir provistas de utensilios de alarma tales como silbatos y otras sensatas medidas cuya antigüedad se remonta a la despedida de soltera de Eva y que sólo pueden escandalizar a quien está predispuesto a escandalizarse. Lo que las feministas pretenden es que los descampados sean lugares tan seguros como una capilla carmelita, los hombres se cuadren a su paso y no tengan que caer en la humillación de soplar un silbato en un zaguán a las cinco de la madrugada. Pero ocurre que todos debemos asumir la posibilidad de un accidente de tráfico o una intoxicación alimentaria en una sociedad motorizada que se alimenta con envases ilegibles por más feroces que sean las medidas contra los conductores suicidas o los adulteradores del hipermercado.

DON JUAN AGROPECUARIO

Decíamos ayer. El machismo español casi siempre logra superar el tono rústico de nuestras feministas. Estaba leyendo entre carcajadas estupefactas la insinuación del alcalde de Toledo de que Cospedal ni siquiera sabe pasar la aspiradora (¿por qué tendría que saber hacerlo?) cuando ha brotado su homólogo de Valladolid, un político propenso a las insolaciones de macho alfa. Dice el buen hombre (la reforma electoral que intenta perpetrar el PP para las municipales sólo puede explicarse escuchando a estas joyas) que tiene miedo de compartir ascensor a determinadas horas con una mujer porque puede fingir una agresión sexual. Personalmente me siento afortunado: cuando he coincidido con una mujer a las puertas de un ascensor, siempre han sido ellas las que han preferido subir por las escaleras. Los vallisoletanos deberían reflexionar desapasionadamente si vale la pena invertir cuatro años de sufragio en un tipo temeroso de que la vecina del quinto se arranque el sujetador mientras comparten montacargas.

ABISMO

Las espeluznantes imágenes del periodista norteamericano mansamente decapitado en Irak y la certeza de que su matarife es ciudadano británico han ocupado durante al menos veinticuatro horas a los analistas. El tema de los voluntarios extranjeros en guerras remotas es al menos tan milenario como la propia guerra con independencia de la bondad de sus propósitos y del juicio histórico que hayan recibido. En Irak combaten actualmente en nombre de Alá más de diez mil extranjeros procedentes de setenta y cuatro países, entre ellos setecientos franceses, quinientos británicos e incluso cincuenta noruegos, un desmentido radical de que Escandinavia esté inmunizada contra los chalados. España contribuye con treinta compatriotas, una aportación modesta pero significativa en la patria de Santiago Matamoros y los chascarrillos sobre Boabdil. Ignoro qué puede impulsar a tantos jóvenes educados en una sociedad librepensadora, relajada moralmente y tolerante con las minorías a abrazar una quimera tenebrosa. Pero tampoco entiendo por qué una sociedad que contaba sus premios Nobel por docenas siguió a Hitler marcando el paso de la oca.

EL PLAN

Es seguro que las intenciones del PP de reformar la legislación sobre elecciones municipales va a convertirse en tema de discusión cotidiano. La elección directa de un alcalde es algo relevante que aúna simplicidad, proximidad física y trascendencia doméstica. Pero sólo a políticos con tendencia a dar saltos en el vacío y quedar suspendidos en el aire se les ocurre presentar un borrador de proyecto mediante filtraciones periodísticas a nueve meses de las elecciones. En el mejor de los casos, es una chapuza improvisada que peligrosamente omite el consenso imprescindible sobre reglas del juego; en el peor, un ejercicio de fariseísmo provocado por el pánico a perder el poder municipal. Sin embargo, el ímpetu marianista sobre el particular está obrando el milagro de que la izquierda se plantee acudir en coalición haciendo buena la inmortal frase de Larry Bird dirigida a un rival que le había retado a un concurso de triples: «Enhorabuena: acabas de perder a un juego que tú inventaste».

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