Tras unos intensos años de paralización de la inversión en obra pública prácticamente se ha llegado a una situación de empleo testimonial en el sector. La reducción de gasto en mantenimiento y en nuevas infraestructuras en una provincia que vive en gran parte del turismo y su industria asociada nos empieza a generar un coste de oportunidad frente a otras regiones europeas que sin duda sí realizan el esfuerzo por disponer cada día de unos mejores servicios para sus visitantes.

En estos momentos todas las cifras macroeconómicas apuntan a que la economía española empieza a dar síntomas de recuperación, es el momento de trasladar esa recuperación a todos los sectores. La industria asociada con la obra pública tradicionalmente se ha movilizado en tiempos de escasez de inversión privada; ésta es una industria que genera rápidamente cientos de puesto de trabajo y es sin duda la chispa que necesita el motor de la economía para arrancar.

En breve vamos a volver a hablar del ciclo del agua y las necesidades de nuevas infraestructuras que permitan optimizar nuestros recursos propios. La escasez de precipitaciones en los últimos meses nos vuelve a recordar la provincia en la que vivimos y las necesidades que tenemos y siempre hemos tenido aunque lo olvidemos en los periodos en los que nuestras reservas están garantizadas. Esta problemática la entendemos perfectamente cuando analizamos el coste del agua con agricultores de otras provincias y nos lleva a comprender la dificultad de nuestros agricultores para poder ser competitivos y por qué numerosas tierras de labor se encuentran abandonadas. Este hecho repercute considerablemente no solo en la propia economía sino en numerosos aspectos ambientales y sociales que a corto y medio plazo vuelven a repercutir en la propia economía, multiplicando su efecto negativo.

La inversión en mantenimiento es otro de los grandes puntales de cualquier economía. La reducción de inversión en este aspecto nos ha permitido ahorrar, pero sin duda es un ahorro que tenemos que devolver y es mejor comenzar a devolverlo lo antes posible, ya que podríamos pasar de la fase de mantenimiento a la fase de reconstrucción, que sin duda tendría un coste muy superior. La conservación de nuestras carreteras, nuestras playas, nuestras redes de telecomunicaciones, saneamiento, agua, etcétera, necesitan sin duda una enorme cantidad de empleo que incluye diversos niveles de cualificación profesional. La alta planificación de esta conservación, con una potente ingeniería detrás, nos llevará también a optimizar los gastos y su mantenimiento futuro.

Es bien seguro que en los próximos años será necesario un importante gasto en obra pública, si bien para poder arrancar esta inversión pasa por la movilización de las tres administraciones (incluso a veces cuatro) involucradas, de forma que permitan modificar los actuales criterios de reducción de gasto a criterios de movilización de la economía y reducción del paro.

La provincia de Alicante necesita mantener y mejorar sus infraestructuras para poder ser competitiva tanto en nuestro sector turístico, industrial y sin duda agrícola. Esta puede ser una de las grandes apuestas para iniciar el arranque de la obra pública, que sin duda va a favorecer el traslado de las mejoras de las cifras macroeconómicas a la microeconomía local y familiar.

De forma general, en tiempos pasados, la obra pública y privada ha generado gran cantidad de empleo, ha movilizado gran cantidad de recursos económicos y en algunos procesos ha estado asociada a procesos oscuros e incluso algunos judicializados. Sin duda esta nueva época en la que en cantidad de foros se habla de regeneración democrática, todos los ciudadanos esperamos que todos los procesos relacionados con los concursos, contrataciones y ejecuciones de estas inversiones en obra pública sean todo lo transparente y claro que la nueva sociedad espera de ellos.