«Es más fácil velar por la seguridad humana mediante la prevención temprana que con la intervención posterior» (Nuevas dimensiones de la seguridad Humana)

Quizás estamos en medio de un proceso muy interesante que tendrá que ver, para bien o para mal, con la seguridad futura de África y del mundo, y lamentablemente no siempre nos damos cuenta de todo lo que está sucediendo y todo lo que implica el daño ambiental en la lucha por la vida, la paz y la seguridad de ese continente. Y en muchas ocasiones nos desgastamos buscando las respuestas correctas a nuestras interrogantes y anhelos, cuando ni siquiera disponemos de las preguntas adecuadas ni de la metodología apropiada para poder llegar a ellas, es el caso del continente africano, con un degradante medio ambiental e inseguridad de todo tipo.

El ébola, enfermedad infecciosa viral aguda, es llamada también «arma biológica» por su alta tasa de mortalidad, no es casual su nacimiento en el corazón de ese continente donde los ciudadanos viven en pésimas condiciones ambientales, zona de selva lluviosa, de constantes guerras internas y donde la base de la alimentación es la caza de animales principal fuente de contaminación, carne que se come fresca o ahumada, en sopas y guisos (ardillas, ratas, puercospines, capibara, primates cercopitecos, cerdos, bóvidos, elefantes, murciélagos etcétera). Según cálculos realizados revelan que aproximadamente 579 millones de animales son anualmente consumidos en la cuenca del Congo, lo que representa unos 4 millones de carne de caza. Gran parte de este consumo se manipula bajo medidas higiénicas deplorables a lo que se une un elevado índice de deforestación lo cual ejerce un efecto boomerang en otros ecosistemas como los recursos hídricos, la erosión, degradación, contaminación y la salinización de los suelos, con un impacto ambiental desastroso. Aunque también se pudiera dudar de su verdadera causa ya que desde los primeros casos no se tomaron las medidas profilácticas oportunas por los laboratorios e industrias farmacéuticas de primer nivel.

África un continente muy rico en recursos naturales. El expolio y los planes geopolíticos y comerciales de las potencias occidentales, así como la corrupción, la falta de democracia y de respeto a los derechos humanos, el terrorismo, la pobreza, la proliferación de armas, el lento desarrollo, ha conllevado que esos países se conviertan en los llamados «Estados Fallidos» y nidos del yihadismo y de los traficantes que aprecian estos débiles ecosistemas para establecer sus bases de operaciones .

Los terroristas desde esos países pueden exportar sus ataques a su preciado objetivo los países occidentales, lo cual supone una amenaza seria para la Unión Europea y a nivel global, como lo demuestran los atentados cometidos en varias capitales y el cambio de operaciones de las bases de la piratería al Golfo de Guinea.

África subsahariana, escenario de una alta y compleja inseguridad, requiere de una actuación sistémica e integral por parte de Occidente y los EE UU. No es casual que el presidente Obama se reuniera en días pasados con 50 mandatarios de ese continente. Sin embargo, estos esfuerzos deberían extenderse más hacia el medio ambiente, factor esencial en la lucha por la paz y la seguridad. Estas reflexiones quisiera dirigirlas a los ciudadanos africanos, a Occidente y a los españoles, ya que un grupo de estos conocen esta región sólo por los secuestros de los piratas a sus buques o por el crecimiento económico que ha tenido en los últimos 15 años (el PIB anual promedio fue de 4,5% de 1995 a 2013) y no por el daño que ha sufrido el medio natural de esas poblaciones.

Según Naciones Unidas, este rápido crecimiento coincide con una disminución de los conflictos, un mejoramiento del marco institucional, regulatorio y el surgimiento de gobiernos responsables y democráticos. Este «milagro» se contradice con el alto número de parados y el incremento de la pobreza en esa región.

Los hechos como el secuestro de más de 200 niñas ponen en duda los avances en seguridad e institucionalidad de ese continente.

El foco de interés de los EE UU en África es la seguridad y así lo demuestran los análisis sobre estado de opinión donde el sentimiento anti-occidente está echando raíces en estos países. Pero también los inversores necesitan seguridad para sus finanzas.

Si reconociéramos el concepto de seguridad en sentido amplio de la palabra, cercano al de seguridad global o al de seguridad humana propuesto en el Informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (1994), nuestra visión no incluiría solamente la esfera militar o de inteligencia, sino también otras vertientes de la seguridad como la humanitaria, la salud, la alimentaria, la migratoria y la medioambiental. El ébola requiere también seguridad ambiental.