Ángela González dice que se arrepiente de no haber huido de España con su hija: le podría haber salvado la vida. Su exmarido asesinó a la hija de ambos, de siete años de edad, aprovechando un régimen de visitas sin vigilancia, dado que la Justicia valoró la importancia de la figura paterna (una viuda con hijos menores, ¿tendría la obligación de casarse, eso sí, con un hombre?). El padre asesino, al que se le autorizaron las visitas, tenía unas cincuenta denuncias previas y sólo fue condenado a pagar una multa de... 45 euros. Ángela González declara que su exmarido le amenazó por teléfono asegurando que le iba a hacer daño en lo que más le doliera. No tuvo dudas al comunicarle su decisión de matar a la niña: se suicidó después de cometer el crimen privando a la sociedad de poder investigar esta horrible decisión. Estos hombres deben ser investigados minuciosamente: están entre nosotros. Basta recordar a Bretón, ese otro padre que asesinó a sus dos hijos y los incineró. El instinto de protección de las crías se da sólo sin excepción en algunas especies de animales.

Ignorada por la Justicia española, Ángela González recurrió al Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres (CEDAW), que, once años después, le da la razón. Viviana Waisman, directora ejecutiva de Women´s Link, la ONG que presentó la demanda de González ante el CEDAW, comenta que esta resolución es «histórica» y entiende que el de Ángela no es un caso puntual y pregunta al Estado sobre cómo repararían la muerte de algún hijo suyo.

Resulta muy difícil de comprender que se valore más la llamada figura paterna que los intereses de los menores. Resulta muy difícil de comprender que hombres con semejantes antecedentes violentos puedan ver a sus hijos a solas, sin ninguna presencia ni vigilancia de la Administración del Estado. El drama, irreversible, de la muerte de esta niña, evidencia la vigencia del poder tradicional del patriarcado. Un hombre puede ser un peligro para la sociedad pero no pierde por ello sus privilegios patriarcales, como si su descendencia constituyera su propiedad.

Naciones Unidas condena a España por negligencia policial y judicial y obliga a indemnizar a la madre y a tomar medidas para que se tengan en cuenta los antecedentes de malos tratos en la concesión de custodias. En lo que va de año al menos 34 mujeres han sido asesinadas, y esta estadística hay que actualizarla desgraciadamente casi todos los días. En diez años las asesinadas son 700. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas unas 600.000 sufren anualmente algún tipo de agresión. Por otra parte, el Centro de Investigaciones Sociológicas informa que, al menos, 840.000 niñas y niños padecen en España la violencia machista; más de medio millón son maltratados directamente. En 2014, treinta y siete menores han quedado huérfanos víctimas de esta violencia.

A Amnistía Internacional le preocupa el elevado número de casos que son archivados, 48.000 sólo en 2011, según datos del Consejo General del Poder Judicial, y como el número de órdenes de protección tiene una tendencia descendente. También se ha producido un descenso en la concesión de órdenes de protección solicitadas por las mujeres y de las tendencias condenatorias, que han disminuido hasta situarse en el 50% en 2011, diez puntos por debajo del porcentaje de 2006.

El pasado martes día 5, en Orihuela, un brutal asesinato ha sesgado la vida de otra mujer, producida por golpes en la cabeza, con ensañamiento, con un objeto contundente.

Resumiendo: seguirán asesinando mujeres y a sus hijas e hijos.