No les extrañe que en pocos días alguna televisión anuncie la emisión de una película relacionada con el ébola. Desaparecida Canal 9, una cadena especializada en oportunismo peliculero, su lugar lo ocupa ahora Antena 3, siempre presta a meternos una de terroristas tras un atentado impactante, una de tsunamis tras la ola gigante que arrasó el sudeste asiático o una de catástrofes nucleares tras el terremoto de Japón. Suelen ser películas algo añejas que tiran más a la serie B que al producto de calidad y que el espectador contempla buscando paralelismos con la actualidad. Las que tienen todos los puntos para entrar en la parrilla de este verano son Estallido (1995) y Contagion (2002) también conocida como Alerta Ébola. La primera es la única con un reparto de estrellas y un director de prestigio, Wolfgang Petersen, y la principal candidata a la reemisión. Cuando un filme funciona en taquilla al instante aparecen productos que buscan aprovecharse de su éxito pero con contenidos bastante más truculentos. Es el caso de la norteamericana Operación ébola (1997) y en particular la hongkonesa Ebola Syndrome (1996), solo emitible a altas horas de la madrugada por su alto contenido violento: puro cine descerebrado. Todas tienen en común que se desarrollan en un Occidente presa del pánico, a donde viaja el virus dentro de un mono o un humano desde África, punto de partida de todas las historias. Y eso es lo que pasa ahora: tenemos el virus en casa y todos los elementos para desarrollar una película de catástrofes con el concurso de los medios de comunicación: despliegue militar, sanitarios con ropas aislantes, máxima seguridad... Mientras el ébola estaba acotado a los países centroafricanos el tema parecía que no iba con nosotros. Hoy es asunto de Estado. Esperemos que el bueno de Miguel Pajares salga de esta o de lo contrario algún directivo televisivo se pondrá a preparar una miniserie o una tv movie basada, claro está, en hechos reales.
