Hasta la quiebra de algunas cajas, en el subconsciente de muchos españoles existía la idea de que los bancos eran unas empresas que solo buscaban el beneficio, mientras las cajas eran entidades benéficas que destinaban parte de sus beneficios a su Obra Social. Por esta razón la izquierda siempre cita «el rescate de la banca». Primer error intencionado, no se ha rescatado a la banca sino a algunas cajas.
Cada vez que sale a colación el tema de cualquier recorte por parte del Estado, la izquierda no pierde la ocasión para decir «con el dinero que el Gobierno ha dado a los bancos se podían haber arreglado 10/20/100 casos como este», segundo error intencionado. No tiene relación una cosa con la otra, el Gobierno ha rescatado a las cajas para evitar males mayores. Cuando un banco o una caja quiebra, la gente debe saber que sus activos se deprecian en más de un 50%, con lo cual si se liquida, difícilmente se podría devolver los ahorros que tienen depositados sus clientes. Lo que ocurre es que en España a los partidos políticos les cuesta poco mentir. Cuando el Psoe empezó a dar dinero para salvar a las cajas decía que no le iba a costar un duro al contribuyente, y ahora critica al PP porque dijo lo mismo con sus ayudas. ¿No hubiese sido más fácil para unos y otros decir que era la solución menos lesiva para los intereses de todos los españoles?
Hay otro tema que demuestra ignorancia o mala intención, me refiero al importe que cada caja ha necesitado para su rescate. Bankia ha sido el paradigma para todos los críticos por haber sido la caja que más dinero ha recibido, tercer error intencionado, en proporción a sus activos ha recibido menos ayudas que Cataluña Bank o Caixa Galicia. Bankia ha recibido más de 22.000 millones de euros, Cataluña Bank 12.000 y Caixa Galicia cerca de 9.000. En el tiempo trascurrido desde las ayudas, resulta que Bankia ha empezado a devolver lo que se le prestó y hay quien dice que es posible que devuelva todas las ayudas. Sin embargo, las aportaciones realizadas a las dos otras cajas hay que darlas por perdidas. Entonces llegan los críticos y dicen «si esto es así, porque no se ha hecho con la caja catalana y la gallega lo mismo que con Bankia», yo voy a dar mi opinión: para sacar adelante cualquiera de esos tres «muertos» citados no basta con inyectarles dinero, hay que poner al frente una persona que tenga las siguientes características: conocer el negocio bancario en todos sus aspectos; trabajar más de 18 horas diarias de lunes a domingo; ser capaz de crear un buen equipo y conseguir reducir la plantilla un 25% y que el resto no se desanime. Es posible que todas estas características las posea José Ignacio Goirigolzarri, el hombre elegido para salvar Bankia, pero dudo mucho que en España haya muchos «gorigolzarris», y si los hay es probable que no les interese el puesto ya que lo que van a cobrar es tres o cuatro veces menos que les pagaría un banco de primera fila. Por este motivo, y ante la duda de poder sacar adelante a las otras dos cajas, el Gobierno de nuevo ha optado por la solución menos mala: vender con perdidas y quitarse el problema ya que así lo exigía Bruselas. Es muy fácil calcular el dinero que el Estado ha invertido para salvar a las cajas, pero si las deja quebrar ¿Cuánto cientos de miles de millones de euros se hubiesen tenido que destinar para pagar los depósitos de los clientes de Bankia, Caixa Bank, Caixa Galiciabank, CAM, CCM, Caja Sur y muchas otras que no suenan porque fueron absorbidas? ¿Qué querían que los pagaran los bancos? De ser así ¿Quién hubiese salvado a los bancos? O a lo mejor algunos pensaran que los depositantes son como los accionistas y si su caja quiebra pues pierden su dinero.
Un último apunte, si el sistema financiero español no hubiese podido ser rescatado, España hubiese tenido que pedir un rescate idéntico al de Irlanda, Grecia y Portugal. Las consecuencias en bajadas de pensiones y salarios hubiesen sido enormes, y si bien es cierto que el rescate de las cajas le va a producir una perdida al Estado, también es verdad que con los intereses que se está ahorrando en la deuda por la bajada de tipos, en varios años la compensará.
